¿Cómo estamos iniciando el nuevo año?
Ha
empezado el año y, para todo ejecutivo de ventas, es imprescindible hacerse
algunas preguntas. ¿Cómo terminó mi empresa el año anterior, satisfactoriamente,
o no? ¿Cuáles fueron los fenómenos comerciales de mayor impacto, de parte de la competencia
y de los clientes? ¿Cómo respondió a estos fenómenos el equipo de ventas que está bajo mi responsabilidad? Particularmente, ¿cómo terminé yo el año pasado?
Es
evidente que nos estamos refiriendo a un diagnóstico
de todo lo ocurrido el año anterior; éste debe incluir el análisis de los
fenómenos externos ocurridos, como actividad que desplegó la competencia, los
cambios de hábito de compra y consumo que se dieron en los clientes, fenómenos
económico, social, cultural, político, tecnológico que tuvieron directa relación
con el comportamiento del mercado. También debe considerar el análisis interno,
los recursos y capacidades que se usaron para lograr los resultados;
principalmente, debería analizarse, objetivamente, la capacidad de gestión del
ejecutivo a cargo. No es nuevo el principio que dice: el nivel de desempeño de
un equipo de venta, depende del ejecutivo a cargo.
Luego
del diagnóstico realizado, siquiera someramente, en base a dicha información,
se debe elaborar un plan de ventas
que esté alineado a los objetivos de la empresa. El objetivo de ventas para el
presente año, servirá para visualizar las actividades que conformarán el plan y
que tienen que ejecutarse para lograrlo; el plan debe contemplar los productos
que se quieren impulsar, los clientes que se quieren estimular, los territorios
en los que se quiere dominar y los vendedores que se encargarán de lograr sus
respectivas cuotas. Pero, un plan que no se convierte en programa, no sirve de
nada, es un simple deseo o sueño. Es el programa lo que facilitará hacer la
supervisión adecuada, es decir, observar y regular el desempeño. Lo interesante
del plan es que, usted, y su gente, ya tiene claramente establecido lo que tiene que hacerse para que
a fin de año se llegue cumpliendo con el objetivo de ventas. Es verdad que,
durante el proceso se presentarán algunas variables y factores no contemplados
en el plan original; no hay problema, haga los cambios que se necesitan hacer
porque así lo exige el mercado. Ningún plan es una camisa de fuerza, por lo
tanto, no debe considerársele así.
Elaborado
el plan, basado en su diagnóstico original, está usted en condiciones de
visualizar y determinar si logrará el objetivo si sigue haciendo lo mismo que hizo
el año anterior; lo más probable es que no lo pueda lograr haciendo una simple
extensión de lo hecho el año pasado. Será necesario hacer algunos cambios, mejoras o innovaciones, en las
actividades que conforman el proceso de ventas, como en la conducta suya y de
los vendedores; pero usted no puede cambiar ni “motivar” a nadie, sólo puede
orientar, guiar apoyar, facilitar el aprendizaje de su gente. Esto se llama
liderazgo; usted tendrá que ejercer liderazgo, conducir, dirigir hacia el
futuro a su equipo; porque, con administrar, gestionar, hacer gerencia, no le
alcanzará.
En
resumen, la elaboración de un plan de ventas no debe usarse como una
jactanciosa forma de mostrarse como genio y menos postular en él lo que no se
puede hacer efectivo y censurar lo que no se puede hacer mejor, ni proponer
aquello que no se sabe dónde encontrar. El plan que se ha elaborado antes de
haberse hecho un análisis de situación, no servirá de nada, será inútil; por el
contrario, cuando el plan le sigue al análisis de situación, será de mucha
ayuda para guiar la actividad del equipo hacia el logro de los objetivos. ¿Ya
hizo su diagnóstico?
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