¿Qué tipo de esfuerzo predomina en la actividad de tu equipo?
La
semana pasada le hicieron una entrevista a uno de los integrantes de nuestra
selección sub-20, que ha venido desde España para jugar por Perú; su madre es
peruana, casada con español. En la entrevista, cuando le preguntaron cuánto le
costó adaptarse al fútbol peruano; siendo claro, preciso y maduro, contestó: la velocidad es distinta y aquí radica más
lo físico. Estas respuestas me hicieron pensar en lo que también ocurre en
la gestión y práctica de las ventas; se puede analizar la presencia de los dos
elementos citados por el jugador de fútbol: velocidad y esfuerzo en la
actividad de los equipos de venta, que están bajo la responsabilidad de un
ejecutivo, sea supervisor, jefe o gerente.
Cuando
los integrantes de nuestro equipo de ventas le dan muchas vueltas al asunto
para encontrar una solución o hacer una persuasiva demostración de producto;
cuando los ejecutivos tardan demasiado para tomar una decisión relacionada con
una venta clave, que puede hacer que la competencia se apodere del pedido;
cuando el pedido, o devolución-cambio, no le llega a los clientes en fecha pactada por los
vendedores; cuando los vendedores no se guían por una hoja de ruta, sino que
siguen la misma rutina todos los días. En cada una de estas afirmaciones y
otras causas más, radica la velocidad del equipo de ventas.
Como
se puede apreciar, aquí están involucradas otras áreas, no sólo ventas; es
verdad. Lo que nos hace tomar consciencia de que, la real velocidad para
conseguir ventas no sólo es responsabilidad de ventas, sino del sistema
comercial en su conjunto, en el que cada parte tiene que hacer su contribución
al logro de los objetivos comerciales de la empresa. La pugna interna entre
departamentos o áreas causa atrasos y por ello la pérdida de clientes; a los
clientes les interesa un bledo los problemas internos de sus proveedores, más
aún si éstos les causan a ellos mayores problemas.
En
mi opinión, se utiliza una forma errada en la comunicación de los objetivos de
la empresa, entre todas las áreas. Por ejemplo, se dice: los objetivos de
finanzas, los de producción, los de recursos humanos, los de ventas, etc., son
tales; mal comunicados. La forma correcta y objetiva de hacerlo es: el objetivo
de ventas de la empresa es…, el objetivo financiero de la empresa es…, el objetivo
de producción de la empresa es…, etc.
El
segundo elemento, el esfuerzo, hay que descomponerlo en dos: esfuerzo físico
(mayor cantidad de actividad), esfuerzo mental (agregar más inteligencia). Si
su equipo de ventas se ve frecuentemente presionado por usted a hacer mayor
cantidad de visitas por día, que trabajen más horas diarias, que hagan más
llamadas telefónicas, que envíen mayor cantidad de cartas o correos a sus
clientes, etc., porque usted quiere verlos sudar, de lo contrario no cree que
estén trabajando de verdad; entonces, usted radica el éxito de su equipo en la
fuerza física, en la mayor actividad. Cuando la actividad, la cantidad predomina
en la labor de ventas, es porque se está haciendo un pésimo o escaso uso de la
inteligencia.
La
única manera de lograr que la labor de ventas deje de ser predominantemente
física, es agregándole inteligencia. La inteligencia sólo se puede utilizar si
dispone de su insumo principal: información. Lo recomendable es dominar todo el
proceso: conseguir datos, procesarlos e interpretarlos (conocimiento).
Entonces, en ventas se necesita gente que reúna estos requisitos: 1) que tenga
muy claro que, la venta es trabajo mental, no manual, 2) Que reconozca que,
para vendedor empírico o mediocre, no se estudia, para ser profesional sí y 3)
Que ningún curso de ventas lo convertirá en lo que no es (profesional), si no tiene la voluntad de serlo.
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