¿Confiarse en las estrellas o en el trabajo de equipo?
Un equipo de ventas que carece de “estrellas”
puede suplir dicha carencia con orden, rigor y disciplina. Puede cumplir, al
inicio, con sobresaltos, pero con la práctica constante de virtudes es seguro que se puede ganar mucha solidez.
Desde abajo, con conceptos, tiempo y trabajo inteligente, hay que seguir dando
pasos para formar un equipo competitivo que haga las cosas bien, y luego, aprenda
a hacerlas siempre mejor.
La
nómina de vendedores. Un mercado competitivo es más una prueba de
velocidad que de resistencia. Para llegar al objetivo planteado comercialmente
por la empresa, se requiere de una nómina de vendedores de calidad, con
equilibrio de su inteligencia académica y su inteligencia emocional, sin temor
a los grandes retos y que posterguen su interés personal por el equipo. El poder
del “nosotros” tiene que ser más fuerte que el poder del “yo”.
Los vendedores que se ganan un lugar en el
reconocimiento de los demás, aportan por su actitud, desempeño y mentalidad. Tienen
capacidad para tomar decisiones, intuición y definición. Además rinden en
función de equipo.
Estos vendedores entienden de lo que trata la
venta: flexibilidad y rapidez para encontrar clientes potenciales, estudiarlos,
comprenderlos y organizarse para su conquista. Si usted como ejecutivo sabe “lo
que tiene que hacerse”, cerciórese de que sus vendedores también lo saben y,
además, “saben cómo hacerlo”; es decir, si conocen los fundamentos.
El
sistema de ventas imperante. Para empezar, el equipo debe estar
conformado, en la medida de lo posible, con vendedores cuyo volumen de ventas
no diste mucho unos de otros; mantener la posición y capacidad de “fuego de
todas las líneas” (niveles de venta por grupo de vendedores) no muy separadas.
Un rango muy amplio de resultados, expone a mayores riesgos.
La novedad puede centrarse en formar,
capacitar e instruir a los vendedores para que desarrollen habilidad en la
labor de prospección y destreza en la presentación y/o demostración de ventas,
incluido el cierre de la venta. El propósito debe ser ejecutar mejor que
cualquier competidor, el inicio y el
final del proceso de ventas, sin descuidar obviamente las actividades
intermedias del proceso.
Lo que se debe lograr es que, queden claras
cuáles son las actividades que debe ejecutar el vendedor cuando está delante de
un cliente actual o potencial (en situación de ventas), y qué actividades debería
estar ejecutando cuando no está en situación de ventas; similar a cuando un
jugador de fútbol tiene la pelota y cuando no la tiene: que busque, investigue,
estudie y luego planifique e inicie las “acciones ofensivas”, ejecutando las
actividades intermedias del proceso de ventas, hasta llegar al cierre.
La estructura del equipo de ventas siempre
debe ser: para la conquista de nuevos mercados o desarrollar los actuales, asignar
a un promotor o “abre trocha”. Para cultivar relaciones de largo plazo con los
clientes, preferentemente, un “mantenedor”. Ambos son necesarios en un equipo
de ventas. Hacer pleno uso del potencial de la gente que integra la fuerza de
ventas: a cada uno ponerlo allí donde se ponga de manifiesto su principal
habilidad, toda su fuerza, para generar resultados.
Comentarios