¿Está anclado al pasado, o no?
Según un estudio realizado por la famosa
empresa consultora McKinsey, el 55% de las empresas encuestadas tienen
dificultades en presupuestar sus ventas en tiempos difíciles, 30% en
identificar las preferencias de sus clientes y 24% en anticipar las acciones de
sus principales competidores. ¿Están muy alejados de los clientes?
Sin embargo, los ejecutivos de ventas que
trabajan en estas empresas, se resisten a realizar cambios radicales en el manejo
de sus equipos de ventas, por estar muy influenciados por experiencias y
juicios del pasado. Acercarse más a los clientes, para conocerlos mejor, les expone a que se den
cuenta cómo realmente son; continuar haciendo lo mismo les brinda un mínimo de seguridad.
Los estudiosos le han llamado a este
comportamiento “anclarse”, mantener un fuerte apego al pasado, lo que impide a
los ejecutivos de ventas cuestionar los fundamentos e intentar realizar ajustes
o inclusive reemplazar el proceso de ventas con el que tradicionalmente han
venido obteniendo atractivos resultados. Explorar nuevos espacios siempre viene
acompañado de ciertos riesgos que no están dispuestos a asumir.
Acompañando esta práctica de apego al pasado,
también se ha identificado el rechazo a los desacuerdos y confrontaciones que
se presentan como consecuencia de haber colaboradores que poseen un punto de
vista diferente que, a veces, es mejor que el del supervisor, jefe o gerente.;
en su opinión, consideran que, mientras menos desacuerdos y confrontaciones
haya, mejor funcionará el equipo de ventas. Comúnmente, las opiniones o ideas
diferentes se deben a estar mirando desde distinto ángulo cierto asunto.
Sin confrontación de ideas no se logra
avanzar en la dirección correcta. Se deja de lado que, las mejores decisiones
se toman en pleno desacuerdo. Los retos que plantea la situación difícil
exigen, por el contrario, que los diversos integrantes del equipo de ventas
expresen enfáticamente sus puntos de vista y opiniones al respecto. El
ejecutivo de ventas, ni ningún ser humano, tiene la absoluta verdad, ni es
infalible; por eso, escuchar otras opiniones e ideas es de mucho provecho para
tener un cuadro más aproximado de la realidad del mercado.
Otros le dan una mayor importancia al aspecto
formal de su cargo (“yo soy el jefe”) y le restan peso al contenido de la
propuesta hecha por un brillante colaborador (tú eres un simple vendedor).
Puesto que prevalece el estilo de “mando y control” de la antigüedad,
consideran que, los colaboradores no tienen derecho a opinar, menos contrariar
lo que dice “el jefe”. En el momento de evaluar las alternativas, se debe permitir
la intervención de los vendedores; una vez tomada la decisión, todo el equipo
debería unificarse en torno a la decisión tomada.
Las situaciones difíciles que viven los
ejecutivos de ventas demandan de ellos que se acerquen lo más posible a
comprender la nueva realidad del mercado, que se reúnan con sus vendedores,
distribuidores o representantes, con su agencia de publicidad, con los mismos
clientes, que entrevisten a los gerentes de otras áreas de su empresa.
Las sugerencias obtenidas de todos estos
personajes ayudarán a que el ejecutivo de ventas adquiera una nueva o mayor
visión de la situación en su conjunto, de lo que debe desprenderse una nueva
estrategia de ventas que permita convertir la supuesta crisis en una verdadera
oportunidad de hacer nuevos negocios.
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