¿Se necesita teoría en la gestión de ventas?
En nuestro medio, circula una expresión muy
usada en el área de ventas, tanto por vendedores como por algunos ejecutivos
que dirigen esta labor, cuál es: “la teoría es una cosa y la práctica otra”.
Quizá esta sea la excusa por la cual muchos ejecutivos de ventas se resistan a
adquirir conocimiento teórico sobre el asunto. Pero, teoría no equivale a
palabra prohibida, ni tampoco una excusa por carecer de ella.
Para algunos, ser teórico es ser distante,
impráctico; sin embargo, un brillante sociólogo estadounidense dijo una vez “no
hay nada más práctico que una buena teoría”. Realmente, nadie puede practicar
su profesión sin teoría, incluida la gestión de ventas. Hacer de la gerencia de
ventas una labor profesional, exige tener una visión de lo que ella es, lo que
a su vez nos da una guía concreta para la adquisición del conocimiento, la
práctica y la disciplina que se requieren para poder desempeñar este puesto en
una empresa de envergadura.
Entonces, es necesario saber, el ejecutivo de
ventas más que nadie, qué es la gerencia de ventas, qué se hace y qué se puede
esperar de ella, porque la ignorancia de su propósito, del trabajo que realiza,
de sus normas y responsabilidades, es una de las debilidades más grandes que se
observa en la conducción de muchos equipos de ventas. Para darle respuesta a
preguntas clave como las siguientes: ¿qué está ocurriendo en cada territorio?,
¿qué debería estar ocurriendo en cada uno de ellos?, ¿qué debo hacer para que
eso ocurra?, se necesita profundo conocimiento sobre todo lo relacionado a la
función comercial.
La calidad exigida a la gerencia de ventas no
sólo es un reflejo o expresión de la necesidad que plantea el sistema comercial
imperante en un sector industrial, en un mercado, sino que también es la
expresión de ciertas creencias básicas sobre la economía y la actividad
comercial. Es expresión de la creencia en la posibilidad de tener control sobre
los resultados que se esperan alcanzar, mediante la organización sistemática
del equipo de ventas y su correspondiente gestión. Es también expresión de la
creencia de que los resultados económicos existen fuera de la empresa, no
dentro de ella.
Como lo dijo exagerando Jonathan Swift hace
más de tres cientos años, quien quiera que haga crecer dos hojas de hierba
comestible donde antes crecía una, vale más a los ojos de la humanidad que
cualquier filósofo especulativo. Parafraseándolo, podríamos decir: ejecutivo de
ventas que haga producir a su equipo el
doble de resultados allí donde antes sólo se producía la mitad, vale más a los
ojos de un empresario que cualquier ejecutivo fanfarrón.
Definitivamente, esto sólo es posible en un ejecutivo
que tiene una sólida preparación, que dejó hace mucho tiempo de ser netamente
empírico, que ha adquirido conocimientos y herramientas conceptuales,
principios de las ventas y sus fundamentos. Además, no tolera tener en su
equipo vendedores que se jactan de ser empíricos y que se refugian en la
trillada excusa de que, “la teoría es una cosa y la práctica otra”. En mi
opinión, principalmente, deben aprenderse principios, por una sencilla razón:
porque no cambian, son eternos, así como los son las leyes que rigen la
naturaleza; no son un asunto de épocas ni de modas ni de regiones del mundo, ni
de “la última en ventas”. Cuando se adquieren los principios y se ejecuta
guiados por ellos, los resultados se incrementan muy por encima de quienes no
los conocen. Inténtalo, pruébalo.
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