Lo que no se controla en ventas
¿Podemos evitar que ocurra una recesión económica? ¿Podemos
impedir que la competencia tome decisiones que nos perjudican? ¿Podemos obligar
al cliente a que no cambie sus gustos y preferencias? ¿Podemos mejorar nuestra
capacidad de respuesta a lo que ocurre en el entorno?
Hay muchas fenómenos y eventos, naturales y sociales, en los
cuales los seres humanos no podemos intervenir para que algo ocurra. De manera
similar, los ejecutivos y vendedores, no pueden intervenir en los fenómenos
económicos y comerciales, como una
recesión, por ejemplo, evitando que se dé algún cambio que nos perjudique como
empresa. No podemos hacer nada para que, la crisis mundial no repercuta en
nuestra economía, y menos si esa repercusión llega hasta nuestro sector o
mercado en el que operamos. Por ejemplo, los precios de los minerales está en
declive; nuestras mineras exportarán con un menor ingreso por ventas; y, si a
eso le sumamos que el sol se ha revaluado, a la hora de hacer el cambio, la
minera recibirá menos soles que antes. Podría ser que, nuestro sector tiene
directa o indirecta relación con la minería y, cualquier ocurrencia de estos
fenómenos afecta la demanda sobre nuestros productos o servicios.
Definitivamente, si además de estos factores adversos le
sumamos que no conocemos la naturaleza de estos fenómenos comerciales, su
esencia o los procesos que se deben seguir, disciplinadamente, para lograr la
ocurrencia de algo que nos interesa que ocurra; las cosas se tornan graves para
nuestra área comercial y la empresa en su conjunto. En nuestro caso particular,
si nunca nos hemos preocupado por conocer por qué nos compran nuestros clientes lo que vendemos,
por qué siempre le han comprado más a la competencia que a nosotros, por qué
nuestra tasa de quejas y reclamos es muy alta, comparada con la media del
sector, nuestra empresa está en peligrosa situación.
Respecto a los fenómenos y eventos comerciales del entorno,
sobre los cuales no tenemos ningún control, pero tienen un enorme impacto en
nuestra empresa, sólo nos quedan dos cosas que podemos hacer: 1) conocer a
fondo dichos fenómenos o eventos, 2) Echar mano sólo de lo que podemos controlar:
nuestras competencias.
En relación a lo primero, necesitamos desarrollar o
establecer algún sistema de información que nos permita conocer, y estar
actualizado, sobre lo que está ocurriendo en el mercado y el entorno en
general; principalmente; por qué compran nuestros clientes, qué tipo de
problema le solucionan, o que necesidad realmente satisface, cuál es el proceso
de compra que siguen, qué nivel de importancia tiene nuestro producto para
nuestros clientes: así haya crisis, tienen de todas maneras que adquirirlo, menos
pero adquirirlo. ¿Qué probabilidad existe de que, lo que han estado pagando al
contado, ahora nos pidan crédito?
El segundo tema, es el más importante. Puede tomarse como una
verdad de Perogrullo, pero sólo podemos echar mano de lo que tenemos bajo nuestro
control; y, cuando hablamos de las únicas cosas que controlamos, son nuestras
competencias: conocimientos, habilidades y actitudes. Los tres componentes de las
competencias laborales que se han enumerado, realmente son un desdoblamiento
práctico de las dos inteligencias del ser humano: la inteligencia académica
(sabiduría, conocimientos) y la inteligencia emocional (actitudes, ambiciones y
deseos). La persona que trabaja en ventas, debe reconocer que lo emocional
conduce, monitorea lo académico; y está bajo nuestro control hacerlo.
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