El papel de la utopía en ventas
“El arte
de progresar consiste en tratar de alcanzar utopías.” Oscar Wilde
Cuando leí esta sentencia de Wilde, por primera
vez, no entendía el mensaje inherente, porque no entendía la metáfora. Como
dicen los sociólogos, la práctica, la labor diaria que se realiza de manera
consciente, nos permite comprender hasta los principios más difíciles de la
ciencia, haciendo el esfuerzo mínimo que se necesita, siempre y cuando queramos
aprender.
Como comenté en el artículo anterior, estoy
asesorando a una empresa que se dedica a la venta de productos y servicios para
el sector industrial. El gerente general y dueño de la misma, me dijo que, para
este año, quiere triplicar sus ventas; así como lo está leyendo: triplicar sus
ventas. En ese preciso instante que escuchaba su ambicioso objetivo, me
acordaba de Wilde, y simplemente le dije: “Bueno, es la única manera de
progresar.” Y, me contestó: “Pensé que me ibas a decir iluso soñador.”
El problema no es soñar ni plantearse utopías,
eso es algo connatural al ser humano; Julio Verne es un clarísimo ejemplo. El
asunto es si, estamos en capacidad de lograr ese sueño o utopía. Y, si, actualmente,
no existen los medios y recursos para iniciar las acciones que nos permitan
materializar el sueño, pues, ¿qué estamos haciendo para inventarlos, diseñarlos
y producirlos?
La labor de ventas tiene que estar poblada de
gente soñadora, de mucha gente que se plantee utopías; pero, a su vez, con los
pies sobre la tierra. Es decir que, asimile su sueño y comprenda que los medios
para alcanzarlos, aún no existen y que tiene que inventarlos. Eso es lo que lo
va a diferenciar de sus demás competidores. Imagínese plantearse objetivos
exigentes, pero fácilmente realizables por cualquiera haciendo lo mismo, pero
con más esfuerzo; no sirve de nada, ¿verdad?
Lo maravilloso de plantearse utopías en ventas
es que, nos vacuna contra la enfermedad de “lo habitual”. Cuando Steve Jobs se
planteó producir un ipod, ipad, iphone, las tecnologías para hacerlos, no
existían; había que inventarlas. Lo mismo es en ventas; hay que convencerse de
que, para progresar, para desarrollar sólidamente como equipo superior,
inalcanzable, imbatible, sólo hay una manera de lograrlo: ser creativos,
innovadores, para diseñar un proceso de ventas compuesto de actividades
originales que aún nadie ha logrado visualizar.
Volviendo a la empresa que asesoro, el gerente
general se convenció de que si quiere triplicar sus ventas, debe no seguir
haciendo lo mismo que hacen los demás, lo habitual, común, trillado, lo “normal”.
Porque eso simplemente lo conduciría engañosamente a hacer más de lo mismo: más
descuentos, más vendedores, más horas de trabajo; más de cualquier cosa. ¿Le
suena esto familiar, incrementar las ventas con más esfuerzo?
La empresa ha reflexionado al respecto, ha
entendido que debe hacer un cambio en la organización y en la gestión del
equipo de ventas, que el equipo debe estar constituido por vendedores que
posean otras competencias, dentro de las cuales debe destacar, principalmente, la actitud. Vendedores que no
le echen la culpa a los demás ni a la competencia, sino que sepan encontrar la
causa de su bajo desempeño en ellos mismos; en algo que no hicieron, y sin
embargo debieron hacer; y en cosas que siguen haciendo, y sin embargo ya no
deberían hacer.
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