El papel del ejecutivo en el ejercicio de la supervisión
“…,
sólo el ejecutivo que ejerce la supervisión (ya se le llame gerente, jefe o
supervisor) puede dar a la gerencia lo que necesita el trabajador (vendedor)
para su óptimo desempeño.” Peter Drucker; La gerencia de empresas; p. 418-419
La
función supervisión del ejecutivo de ventas, cualquiera sea su nivel (gerente,
jefe o supervisor) es realmente la función que le permite al ejecutivo
desempeñarse como tal. Sólo a través de la supervisión el ejecutivo puede
convertir su inteligencia, imaginación y saber en resultados. Muchos ejecutivos
creen que, basta su saber, inteligencia e imaginación para que las cosas
ocurran tal como ellos han pensado que deben ocurrir; limitan todo a un asunto
de su “genialidad”; a sus colaboradores, dicen, les llegará por “contagio” esa
lucidez.
La
sentencia de Peter Drucker es contundente, depende del ejecutivo los resultados
que puedan obtener los vendedores a su cargo, de nadie más. Pero eso no se
logra con el sistema antiguo de “mando y control”. La gerencia de “mando y
control”, hoy, no es lo suficientemente ágil; de hecho, es un obstáculo para la
obtención de resultados de alto rendimiento.
Todo
equipo de ventas, hoy día, se enfrenta con los imperativos de mejorar el tiempo
de respuesta a las nuevas exigencias y requerimientos de sus clientes, aumentar
su velocidad respecto al accionar de la competencia, identificar
contundentemente la solución a los problemas de sus clientes y acelerar la
prestación de servicio, como parte de la oferta que brinda.
¿Cómo
puede llevar a cabo esta función el ejecutivo? ¿Cuál es el medio más eficaz
para hacerlo? ¿De quién depende, del ejecutivo o de la capacidad de sus
colaboradores? ¿Necesita modificar algunas ideas y creencias que antes
practicaba con absoluta confianza?
La
forma de llevarlo a cabo es considerando lo que hoy se le llama “conocimiento
tácito”. El medio eficaz para hacerlo es conociendo lo que pasa por la cabeza
del vendedor y su capacidad. Aprendiendo profundamente cómo funciona la mente
del vendedor, se logra realizar intervenciones de orientación adecuadas para
desarrollar sus capacidades. Como resultado, independientemente de la capacidad
que tenga el vendedor que depende del ejecutivo, se le puede desarrollar esa
capacidad y volverlo más competente.
Esto
sólo se puede lograr si el ejecutivo toma consciencia que depende de él y no de
sus vendedores. La causa del alto o bajo desempeño de su equipo está en el
ejecutivo. Lo cual significa que, el ejecutivo tiene que empezar a pensar de
otra manera. Tiene que empezar a pensar que quienes integran el equipo de
ventas a su cargo son vendedores con
capacidades a desarrollar más que vendedores con limitaciones o problemas
para ejecutar con excelencia.
Esto
es un cambio radical. Significa que, el cambio que haga el ejecutivo en su forma
de pensar le permitirá volverse capaz de desarrollar capacidades. Y cuando
logre desarrollar a sus vendedores, mejorarán los índices de actividad y
desempeño de su equipo, se incrementará la motivación de sus integrantes,
disminuirán la rotación de personal, las inasistencias, las tardanzas, y podrán
tener un progreso favorable.
Precisamente,
esa es la situación a la que debe apuntar el ejecutivo de ventas, volverse un
experto orientador, guía y apoyo de su fuerza de ventas; tiene que volverse un “constructor”
de personas exitosas: saber desarrollar capacidades.
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