Las relaciones con los clientes
“Mientras
más importante es una relación, menos interesa la técnica” (Richard Farson)
Tus
relaciones familiares son importantes, dentro de las cuales has sido educado y
formado y llegado a adulto. ¿Te acuerdas de las relaciones que llevabas o
llevas con tus padres?, ¿ellos usaron o usan “técnicas” para relacionarse
contigo? Si eres casado y tienes hijos, ¿usas técnicas para tus relaciones
amorosas, matrimoniales y de paternidad?
Es
muy común ver hoy el trato grosero que le damos a las relaciones humanas en
general; las tratamos, cada vez más, como si estas dependieran simplemente de
aprender y aplicar “habilidades y técnicas”. En la actividad de ventas, nos afanamos
por aprender técnicas, que las identificamos con fórmulas y palabras mágicas,
que nos permitan conseguir ventas sin mucho esfuerzo. Las técnicas de ventas,
vistas de esta manera, sólo perjudican nuestro desempeño.
Cuando
intentamos manejar a las personas que significan mucho para nosotros
(familiares, amigos, colegas más cercanos, ¡clientes!), las técnicas fallan.
Fallan en el sentido que, los demás, se dan cuenta que lo que pretendemos es
manipularlos, aprovecharnos de ellos, queremos conseguir algo de ellos que nos
favorezca sin importarnos el daño que pueda causarles; es decir, estamos
partiendo de nuestros exclusivos intereses.
Quizá,
alguien saque erradas conclusiones de lo que acabo de afirmar: “Qué, ¿entonces
no hay que tomar en cuenta nuestros propios intereses?” Eso no es lo que he
dicho. Con mayor razón, la fuerza de ventas no puede dejar de lado los
objetivos comerciales de su empresa,
sino todo lo contrario. Toda empresa tiene una función económica que,
ningún vendedor puede obviar, menos el ejecutivo a cargo del equipo de ventas.
El
asunto es, ¿qué enfoque de relaciones humanas estamos utilizando en nuestra
labor diaria de ventas? ¿Es un enfoque egoísta o altruista? ¿Considera al
cliente de manera incompleta, es decir, sólo racionalmente, o lo considera de manera
completa, además, con su parte emocional-afectiva? Los teóricos de las
relaciones humanas dicen que, la capacidad que tienen algunas personas para
llevar buenas relaciones con los demás, “no es cuestión de dinero ni de
instrucción”. Más que instrucción, es un asunto de educación, de trato,
atención, disposición, humildad para con los demás.
Todo
lo que hacemos por los demás, es bueno para nosotros también; resulta en gran beneficio
propio. Sin embargo, lo que hacemos exclusivamente para nosotros, resulta no
siendo beneficioso. Esto suena a paradoja, pero en la labor de ventas se puede
comprobar esto ampliamente.
Los
clientes, muy a menudo, suelen darse cuenta de nuestras verdaderas intenciones
cuando estamos cara a cara con ellos; nos ven como una fuente de contribución a
la solución a sus problemas o, como desesperados individuos que queremos lograr
una cuota a costa de ellos, sin importarnos si el producto o servicio que le
estamos ofreciendo es lo que realmente necesitan.
Todos
los integrantes del equipo de ventas deben tener presente los dos aspectos de
toda empresa, que les permita actuar de manera unificada con las demás áreas de
la empresa: a) la misión, la razón de ser de la empresa (contribución al mercado)
y 2) la función económica (producir riqueza); actuar armonizando ambas. Es el
reto.
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