Nos falta tiempo en la labor de ventas
Hasta
hoy se escuchan y se ven cosas extrañas en el campo de las ventas. Lo que antes
era algo muy común, hoy, en pleno siglo XXI, con tanto avance científico y
tecnológico al alcance de todos, ya no lo es. Sin embargo, aún persisten
ciertas prácticas, costumbres y creencias añejas que, no ayudan a la
sostenibilidad del crecimiento en ventas.
Todavía
se ve a muchos vendedores, de distintos sectores, que trabajan más de ocho
horas para lograr su cuota. Tienen que visitar, dicen, a muchos clientes para
conseguir cumplir con la cuota asignada al día. Si a esto le agregamos que la
competencia es hoy muy recia, las cosas se le complican al vendedor, lo que lo
obliga a sacrificar horas con su familia, por cumplir con las metas de su
empresa.
También
se escucha a muchos ejecutivos de ventas (gerentes, jefes, supervisores) decir
que, les falta tiempo para hacer todas las cosas relacionadas con su responsabilidad.
El día les queda corto para resolver una serie de problemas que, nada tienen
que ver con descubrir oportunidades de negocio y elaborar estrategias para
explotarlas. El ejecutivo de ventas se ha convertido en un operativo
cibernético delante de su PC o laptop, absorbido por el trabajo administrativo
y, que muchas veces lo usa como excusa cuando el jefe inmediato superior le
pregunta, ¿qué estás haciendo para mejorar la productividad de tu equipo de
ventas?
Si
nos detenemos a reflexionar sobre lo que aún ocurre con vendedores y
ejecutivos, en cuanto a necesidad de mayor tiempo para hacer su trabajo, en
ambos casos (vendedor y ejecutivo), esas expresiones sólo manifiestan efectos,
no causas; la verdadera causa es una falta de método para encarar el trabajo y
las dificultades y retos que acompañan la labor diaria. Cuando no se enfoca con
un método el trabajo que hacemos, las cosas se presentan de manera abrumadora y
asfixiante, tanto para el vendedor como para e ejecutivo.
La
pregunta obvia que nos podemos hacer ante este supuesto “infierno” que es el
trabajo diario del vendedor y ejecutivo es, ¿por qué en vez de hacer tantas
visitas infructuosas usando más horas de trabajo, y correr en la oficina de un
lado para otro, y regresar a nuestra PC o laptop para resolver los problemas
administrativos, mejor no nos ponemos a pensar cómo hacer el trabajo de manera
inteligente, sistemática?
Cuando
se nos plantea un problema, ya sea en el área de ventas u otra distinta, seamos
vendedores o ejecutivos, elegir la solución acertada depende de nosotros
mismos. Eso significa que, tenemos que ponernos a pensar cómo hacerlo, tenemos
que asumir una conducta intelectual.
La
conducta intelectual presupone siempre una elección entre varias posibilidades.
Antes de pensar en la solución, examinamos la situación (diagnóstico),
revisamos las posibilidades de que disponemos (elaboramos alternativas) y
elegida una de ellas, establecemos un determinado plan. No reaccionamos ni
resolvemos nuestro problema automáticamente, sino que realizamos una elección
consciente confrontando modos distintos de alcanzar el objetivo, meta o cuota.
Con
mucha facilidad y frecuencia olvidamos que, ambos (vendedor y ejecutivo) son
trabajadores intelectuales, no son manuales, y por tanto el medio fundamental
para hacer su trabajo es el pensar. Ambos tienen que revisar permanentemente
cómo están haciendo uso del proceso de pensar. Para ser un vendedor o ejecutivo
efectivo, hay que ser de intenso trabajo (que la actividad y los resultados
fluyan), pero ordenado (habiendo organizado el trabajo, siguiendo un proceso).
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