Saber, no basta en ventas
En
cierta ocasión, un equipo de vendedores estaba participando en un programa
completo de capacitación sobre “Profesionalismo
en ventas”. La mayoría de ellos eran vendedores con mucha experiencia en el
ramo; tenían entre cinco a diez años laborando en el sector que, era de piezas
y partes industriales, específicamente, metal-mecánicas.
Todos
ellos ya habían recibido, anteriormente, capacitación sobre técnicas de ventas
y fidelización de clientes, acorde con los nuevos tiempos y las nuevas
tendencias sobre cómo atender y mantener a clientes importantes. Para dichas
capacitaciones, la empresa se preocupaba por contratar a expositores y empresas
consultoras de prestigio para asegurarse de que sus vendedores estaban
recibiendo una capacitación de calidad. Esto, de alguna forma u otra, respondía
en parte a las exigencias que venían de la Certificación ISO-9000 que la
empresa había calificado desde hace cinco años.
La
empresa se había planteado el propósito de profesionalizar a su equipo de ventas;
ya no quería confiarse en el empirismo de sus vendedores. La competencia, que
era bastante recia en el sector, cada vez afinaba más su forma de competir, a
través de una mejor preparación de sus vendedores. Las veces que la competencia
les había arrebatado negocios por montos muy significativos, iba cada vez más en
aumento de manera peligrosa.
Los
vendedores, en un momento del descanso del curso, se pusieron a conversar seriamente
sobre el asunto; porque consideraban que la cantidad de capacitación que había
y estaban recibiendo era considerable y, sin embargo, no se veía progreso que
valiera la pena. Llegaron a pensar que, quizás los capacitadores contratados
por la empresa no eran de la calidad que se creía; o que los temas abordados no
eran los adecuados.
Entonces,
se percataron que, Luis, uno de los integrantes del equipo era un vendedor con
excelente desempeño, que a su vez obtenía resultados bastante rentables para la
empresa, ganando altas comisiones mensualmente; y estaba ahí con ellos
escuchando la conversación atentamente, pero en silencio. Todos voltearon hacia
él y le preguntaron: “¿Qué te ha dado a ti el profesionalismo en ventas, que
obtienes buenos resultados, que destacan muy por encima de los nuestros?”.
El
excelente vendedor contestó: “Considero que, nada que se pueda considerar
especial; sólo puedo decirles que siento el objetivo, la meta, la cuota de
ventas como un reto personal, no como una exigencia laboral.”
Le
volvieron a preguntar: “Pero esto que acabas de decir, ¿acaso no lo saben todos
los vendedores de nuestra empresa?”
Y
replicó el excelente vendedor: “Sí, lo saben. Pero no todos los sienten.”
Muchos
ejecutivos de ventas, profesionales con títulos universitarios, consideran que la
capacitación, la adquisición de nuevos conocimientos es importante para darle a
la fuerza de ventas mayor capacidad competitiva, lo cual es muy cierto, pero no
es suficiente. ¿En qué sentido? Se puede saber
mucho sobre ventas: técnicas, principios, herramientas conceptuales, procesos
relacionados, etc. Pero, si los vendedores no sienten lo que saben, nunca obrarán en correspondencia con lo mucho
que saben. El sentir lo que se sabe está directamente relacionado con la
voluntad y ésta con la automotivación. Si no estamos motivados para lo que
hacemos, estamos perdidos.
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