¿Cómo asumiremos los retos el próximo año?
Si hay algo
que podemos aseverar respecto a la actividad comercial del próximo año que nos
tocará asumir es que, muchas de las ideas y supuestos que nos guiaron
exitosamente en el pasado, ya no sirven para el mañana. El contexto, el clima
de los negocios, el patrón de comportamiento de los agentes económicos, los
conocimientos y habilidades, todo será diferente. ¿Podemos ignorarlo?
Hoy en día,
la estrategia de ventas y el proceso que se sigue para ejecutar a aquella (reconociendo
que la venta es una práctica) son lo más importante. Contra los riesgos
actuales de lograr resultados aleatorios, en esta actividad, existen nuevas
formas de actuación que aseguran un desempeño con resultados aceptables.
El nivel de desempeño de los equipos
de ventas de hoy, depende del manejo y flujo de información del que disponen. Es más, las organizaciones a las que pertenecen estos equipos
de ventas, son clasificadas como cultas o menos cultas según la cantidad de
información que saben obtener y procesar. En tal sentido, contar con
vendedores bien instruidos (carpeta) y educados (cuna), es una nueva forma de
seguridad para la generación de los ingresos futuros de sus empresas.
La forma de
concebir y dirigir nuestras actividades en el mercado, ¿es igual a la de
nuestros competidores? ¿O, tienen ellos en su forma de organización y actividad
algo superior a nosotros? ¿Es un asunto de organización del equipo de ventas, o
de la forma cómo lo estamos dirigiendo? ¿Estamos en capacidad de superar lo que ellos hacen mejor? ¿Podemos
incluir algo que nosotros hagamos mejor que ellos?
Las empresas,
a través de sus equipos de venta, sólo pueden responder a los sucesos y
fenómenos del mercado, pero no controlan esos fenómenos. La picardía natural y
la viveza criolla, en ventas, ya no aseguran el éxito en las nuevas
circunstancias, tal como lo hacían antes. ¿Se puede seguir obteniendo ventas
con estás prácticas? Claro que sí; pero serán muy pobres.
Si a la forma
en que trabaja nuestra fuerza de ventas le agregamos conocimientos relacionados
con algún elemento de organización o dirección/gestión
innovadora, recién podremos superar rivales y obtener mejores resultados.
La forma
antigua de dirigir las actividades de ventas, ya no garantizan a ninguna
organización una ventaja competitiva; lo mismo ocurre con el proceso de ventas
que siguen sus equipos. La ventaja competitiva es un "hacer", no un
poseer. ¿Cómo hacemos las cosas para conseguir
resultados de ventas? Ese es el quid del asunto.
La pregunta
clave: ¿Cómo estamos trabajando? ¿Qué elemento de organización o dirección
debemos modificar, mejorar o innovar para elevar nuestra productividad? Siendo
conscientes que, el liderazgo no se puede lograr por la mera competencia, el
liderazgo es un asunto de: sabiduría, voluntad y compromiso.
Hay que ser
un actor, haber adquirido experiencia en el diario accionar de la actividad de
ventas, para responder a los sucesos
del mercado y no limitarnos a reaccionar:
la mejor reacción a un fenómeno comercial, nunca es una buena respuesta.
Como lo han
enseñado los japoneses en el mercado mundial: "sólo podremos asegurar las
ventas en el largo plazo si sabemos establecer relaciones positivas y constructivas
con nuestros clientes". Como ejecutivo responsable del equipo de ventas,
¿sus vendedores actúan considerando los negocios a lo largo de 5 a 10 años que puede llegar a
hacerse con sus clientes, o sólo lo que se puede lograr en el día?
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