Importancia de la información en ventas

Me imagino que usted, apreciado lector, ha visto alguna vez, o sigue viendo, las series policiales estadounidenses: Criminal Mind y todas las CSI. Yo las veo para aprender, y cada vez que las veo, aprendo algo. Pero, últimamente me propuse sacar conclusiones sobre algo en común que tienen dichas series. Y las conclusiones a las que llegué, tienen que ver con lo que es hoy el mundo empresarial: la importancia y necesidad de la información.

Hay cinco conclusiones personales a las que he llegado; pero no piense que son las únicas; vuelvo a repetir, son a las que yo he llegado. Estas son:

1.    Importancia de la información. Sin ella es imposible tomar buenas decisiones y ejecutar acciones efectivas.
2.    Necesidad de saber interpretar signos y señales que nos vienen en abundancia del entorno o medio ambiente.
3.    Identificar los medios que nos permitan acceder a la información idónea; a la información que nos permita elaborar una buena estrategia, un buen planteamiento económico para nuestros clientes.
4.    Lo que aparenta no servir, si sirve. A veces un dato nos parece decir nada, pero reflexionando más a fondo, ese dato nos puede ayudar a conseguir el pedido.
5.    Lo que se muestra como irrelevante, puede pasar a ser relevante. Relacionado con el anterior; todo depende desde que ángulo o aspecto del asunto estamos viendo las cosas.

Definitivamente, el uso de la información tiene que ver con la venta, vista profesionalmente; nada que ver con la puramente intuitiva y empírica. Ya hemos hablado mucho de la preparación y las consecuencias de la escasa preparación en ventas.

Para ser vendedores profesionales, no se puede eludir la preparación, el estudio. Es como decidirse por cualquier otra noble profesión; demanda esfuerzo inteligente y responsabilizarse. Esforzarse y responsabilizarse, son dos cosas de las que la mayoría de los seres humanos huimos, evitamos, pretextamos; por eso que siempre serán pocos los que alcanzan éxito contundente y asombroso.

Pero, como hemos dicho, también, en múltiples ocasiones; no basta la inteligencia académica, es necesaria, pero no es suficiente. La inteligencia académica acompaña, pero no define el éxito. Es la inteligencia emocional la que definirá nuestro futuro. Esforzarse y responsabilizarse, pertenecen al campo de la inteligencia emocional.


Al fin y al cabo, ambas necesitan ser aprendidas, porque pueden aprenderse. No se logran esperando que alguien nos enseñe cómo. Galileo Galilei, lo dijo hace ya casi cinco siglos: “Nada se le puede enseñar a un hombre; sólo puedes ayudarlo a que lo descubra dentro de sí mismo.”

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