La suerte y el cálculo en el área comercial
Parece que, ha llegado el momento de renovar el
entendimiento sobre la gran responsabilidad de ejercer cargo como ejecutivos.
Los altos ejecutivos, los intermedios y los que están cerca al teatro de
operaciones, como los integrantes del área comercial, representan a la gerencia
general y la política de la empresa; y, de acuerdo a la estructura y
organización establecida, tienen que afrontar la adversidad, las crisis, la
solución de los problemas y, lo más importante, la búsqueda de nuevas
oportunidades.
Para que esta delicada y significativa labor
empresarial pueda cumplirse, se les “delega autoridad” a los ejecutivos, a la
par de la responsabilidad asignada. La teoría administrativa clásica, así lo ha
hecho siempre y lo hace hasta ahora. Cabe aquí parar mientes en este delicado proceso
de “delegación de autoridad”. Sería recomendable que, antes de delegar
autoridad, nos percatemos si determinado ejecutivo está en capacidad de lograr los
resultados esperados. Autoridad sin capacidad, se conjugan milagrosamente para producir
a un feroz capataz autoritario, que acostumbra encubrir su insuficiencia, con
el clásico grito de guerra de secesión de, “yo soy el jefe”.
Esto quiere decir que, para los que están en
línea de carrera para elevarse ejerciendo cargo ejecutivo, deben comprender
cuán precisas y contundentes son sus competencias y capacidades para lograr
resultados dentro de las nuevas condiciones dentro de la que le tocará trabajar,
y no desilusionar la confianza depositada.
Si del área comercial se trata, en particular
del ejecutivo de ventas, el ejecutivo debe (obligación) dedicarle un tiempo
considerable a la formación de sus colaboradores, para que estén en capacidad
de responder positivamente a los nuevos retos, y que no hagan perder tiempo a
la empresa con pretextos y excusas.
En tal sentido, nuestra organización debe
seguir caminos totalmente diferentes a los recorridos por la competencia. Para
ello, debemos lograr que nuestros colaboradores ejecuten su trabajo conforme a
principios, dejando de lado el empirismo que se maquilla diciendo que se es “pragmático”.
Es una tarea difícil; sin embargo, precisamente por ser difícil es necesario
hacerlo. Si hacemos lo fácil y cómodo que todo el mundo hace, ¿cómo pretendes
superar a la competencia haciendo lo mismo que ella?
Esforcémonos en lograr que nuestros
colaboradores hagan un buen uso de su inteligencia, con la información que han
aprendido a conseguir y procesar. Sin esta capacidad mental en nuestros
colaboradores no será posible lograr los objetivos y nos expondremos a ser
fácilmente superados por la competencia.
Cuando a Napoleón Bonaparte le decían que
había tenido suerte en tal batalla, él contestaba: “¡Suerte!, eso no es más que
un cálculo hecho rápidamente”. ¿Estamos en capacidad de hacer cálculos rápidos
en lo comercial?
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