La ejecución convalida la estrategia
En artículos
anteriores, hemos dicho que, la actividad de ventas es un proceso dinámico.
Exige una acuciosa observación del comportamiento del mercado, captación de un
mínimo de información y aplicación sistemática para lograr un éxito uniforme, a
través de situaciones de ventas distintas. Por tanto, la comprensión del
proceso en general es sólo un antecedente para operar. Aplicación sistemática,
significa tener un comportamiento compuesto por respuestas racionales, de parte
del ejecutivo de ventas que tiene a su cargo al equipo. Lograr éxito uniforme,
significa que no sea errático, irregular, voluble, dependiente del estado de
ánimo de sus integrantes; en otras palabras, despersonalizar el desempeño.
A su nivel, el
vendedor profesional, guiado y orientado por un ejecutivo efectivo, para
ejecutar acorde a la estrategia de ventas, de manera sistemática y uniforme, debe
concentrarse en entender perfectamente a cada uno de los individuos con los que
tiene permanente contacto, ya sean sus clientes como, con sus compañeros de su
equipo, como con los integrantes de otras áreas de su empresa. Debe tener una
aguda sensibilidad ante la inmensa variedad de respuestas humanas a las
necesidades y deseos básicos. Aquí entra a tallar el conocimiento, o no, que
tenga el vendedor de los Principios de Ventas. Los conceptos, los principios,
las herramientas, las ideas en general que tiene el vendedor sobre la actividad
de venta, actúan como guías para la acción. La práctica de las ventas será
siempre ciega, si la teoría no alumbra su camino.
La práctica de la
venta profesional exige no solamente el conocimiento de los demás sino un
extraordinario conocimiento de sí mismo. ¿Qué tan consciente es el vendedor de
sus verdaderas capacidades, conocimientos, habilidades y actitudes ante el
mundo comercial? ¿Qué tan proactivo es en el sentido de demostrar fuerza de
voluntad para hacer los esfuerzos extras que muchas veces son los que definitivamente
conducen a tener éxito? ¿Es consciente de sus puntos fuertes y construye su
accionar sobre sus fortalezas? Y su nivel de autoadministración, ¿le permite
organizar sus tareas acorde a las exigencias del mercado y clientes que
atiende? ¿Ejecuta sus planes de ventas de manera disciplinada, o muchas veces
los abandona porque cree el plan no sirve y no le ayuda en nada? “Conócete a ti
mismo, y ganarás mil batallas”, decía Sun Tzu, en El Arte de la Guerra.
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