Orientar, en vez de mandar en la gestión de ventas
Muchos tienen una idea bastante equivocada respecto al
propósito de supervisar las actividades, cualquiera sea el área en la que se
aplique; en el área comercial, es mayor la confusión que, a su vez aterra y,
muchas veces, frustra, a los vendedores.
Y, esto se debe a la manera cómo piensa el ejecutivo en relación a la
supervisión, que es una de sus responsabilidades. El propósito de la función
supervisión, lo que hace es observar y regular el desempeño; lo que se busca es
corregir alguna “desviación” de las acciones, comparado con lo planeado, antes
que sea demasiado tarde. Pero antes de estar en capacidad de regular el
desempeño, es necesario saber cómo se están logrando los resultados, en cada
una de los aspectos clave, definidas por la empresa. Estos aspectos son:
productos, canales de distribución, zonas o territorios y, vendedores.
Los resultados de ventas, las ventas cerradas y los pedidos
generados, se expresan de distinta manera en la empresa. Las preguntas que
tenemos que contestarnos son: ¿cuál es el origen, la fuente de estos pedidos y
ventas cerradas? ¿Cuál es su composición? Nos interesa analizar seis aspectos
relacionados con los orígenes de pedidos y ventas:
·
¿Qué
tipo de productos se han vendido, cuánto de cada uno de ellos?
·
¿A
través de qué canales?
·
¿Qué
clase de clientes nos compran?
·
¿Con
qué modalidad han comprado: contado o crédito?
·
¿Qué
mercados geográficos o territorios han comprado?
·
¿Qué
vendedores y, con cuánto han contribuido a los resultados?
Usted, como ejecutivo de ventas, debería tener una visión
de conjunto de los resultados obtenidos: ¿qué forma tomaron?, ¿cómo se
generaron? Y ¿cuáles son sus orígenes? Tiene que esforzarse en encontrar alguna
relación causa-efecto o correlación entre los distintos aspectos que conforman
su visión de conjunto. Antes de radicar la causa de los problemas en los
vendedores, pregúntese cuál es el proceso de ventas seguido por la fuerza de
ventas; si el proceso seguido es correcto, recién podrá pensar en sus
vendedores, si es que están ejecutando las actividades de manera excelente.
Revise reclamos (se da en los productos) y quejas (se da en el servicio que
acompaña los productos) hechas por los clientes. Olvídese de castigar a sus
vendedores; ellos fallan como consecuencia de la gestión que está llevando a cabo
usted como ejecutivo a cargo: ¿usted orienta, guía, apoya a su gente?
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