La corriente de utilidades en ventas
La calidad
de nuestra fuerza de ventas se puede expresar en la capacidad que posee para
vender satisfaciendo a los clientes, pero de manera rentable. Así como pensar
sólo en hacer ganancias, sin pensar en los clientes, es equivocado; también los
es pensar sólo en los clientes, dejando de lado las ganancias que se deben
lograr satisfaciéndolos. Esto nos exige, entonces, analizar los márgenes de
utilidad bruta y neta. Necesitamos saber si es que estamos vendiendo de manera
rentable, o no. Entramos, entonces, al terreno de las finanzas a través de la
actividad de ventas; ambas funciones están íntimamente relacionadas. El
ejecutivo de ventas debe tener conciencia del efecto que produce en las
finanzas, el desempeño de su equipo de ventas.
Hay
productos que tienen márgenes altos y volumen bajo, son los que ofrecen
rentabilidad a la empresa; otros tienen margen bajo, pero volúmenes altos, son
los que generan liquidez. En nuestro caso, ¿cuáles son los productos que nos
dejan mayores ganancias? Aquí entra a tallar el concepto de “la corriente de
utilidades”, la cual es igual a, margen unitario de ganancia, multiplicado por
el volumen de unidades vendidas. No debemos pensar que, productos de precio
alto, dejan altas utilidades; y que productos de precio bajo, dejan escasas
utilidades; no siempre sucede así. Puede haber productos de precio alto, con
escaso o nulo margen; como también los hay de precio bajo, que dejan una
ganancia atractiva. En su empresa, debe haber una lista de márgenes.
Es
necesario hacer el mismo análisis con los clientes. Existen algunos clientes
que nos dejan mayores ganancias que otros y, esto no es necesariamente un
asunto de volúmenes de compra que nos hacen. Es también bastante probable que
algunos de nuestros clientes ni siquiera nos dejen algo de ganancia; nos cuesta
mucho mantenerlos; la empresa incurre en altos costos para asegurar su cartera
de clientes. En algunos casos, las empresas toman esto como una inversión, en
el sentido que, lo que se pretende es considerar a ese cliente que no nos deja
ganancia como un referente, con una influencia poderosa para inducir a la
compra a otros clientes; los clientes más pequeños piensan: si tal empresa
prestigiosa les compra, entonces, sus productos deben ser buenos.
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