Jefatura y liderazgo en ventas
El liderazgo en ventas no
puede consistir ni limitarse a controlar a los vendedores, en medir su
desempeño ni fijarse sólo en sus errores. Este es un comportamiento típico del
modelo de mando y control que
predominaba hasta hace poco, y que tenía a la cabeza de un equipo de ventas a un jefe, no a un líder. Este modelo
quizás se mantuvo en las empresas que siempre consideraron a los vendedores
como ejecutores de órdenes, sin dudas ni murmuraciones, que recibían de sus
jefes, porque la relativa estabilidad de los mercados así lo permitía. Sin
embargo, hoy la turbulencia y los cambios rápidos que se presentan en los
mercados exigen de un ejecutivo líder, que oriente y apoye, que alumbre
caminos; los jefes ya son partes de un pasado superado.
Frente a todo esto, para
que el liderazgo en ventas funcione, necesitamos integrantes de la fuerza de
ventas con buenos hábitos, valores, capacidad de comprensión y pensamiento
crítico. Con vendedores que no están acostumbrados a hacer uso de su
inteligencia, entendida como la capacidad de planificar sus actividades y hacer
los cambios cuando la situación lo exige, el ejecutivo de ventas se verá en la
necesidad de emplear un liderazgo autoritario, a la vez que se esmera en
facilitar el aprendizaje en su gente. Sólo con vendedores bien preparados,
poseedores de competencias, se podrá ejercer el liderazgo democrático, que
consiste en pedirle opiniones y sugerencias a los vendedores y analizar sus
efectos conjuntamente con el líder.
No basta con que el ejecutivo
líder de ventas entienda sus propias competencias, sino que debe comprender que,
no tiene vendedores, tiene a personas de carne y hueso: Juan, Pedro, Carlos, María,
Elena, etc.; cada uno con una distinta unidad de consciencia/razonamiento y
ambición/deseo, es decir, de inteligencia académica y de inteligencia
emocional, que buscan un fin con tolerancia. El ejecutivo líder de ventas debe
fomentar, en todo momento, en los integrantes de la fuerza de ventas, el autocontrol,
cultivar la imaginación, expandir el espíritu de investigación, la elaboración de respuestas a los temores y combatir la esperanza pasiva. Por tanto, debe
promover en los vendedores las propias maneras de mejorar sus vidas, como personas
y profesionales.
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