La gestión de la venta de servicios
Mostramos una mayor tendencia
a relacionar la actividad de ventas, más con la venta de un producto tangible
que con la de un producto intangible, como son los servicios propiamente dichos;
por ejemplo, los servicios financieros, los seguros, las AFP, el arreglo
personal, etc. En la venta de tangibles, consideramos el servicio como un
elemento complementario para conseguir una venta; a la suma de ambos, producto
más servicio, se le llama oferta. Pero
no nos interesa sólo una transacción, sino una relación comercial de largo
plazo con los clientes. Para lograrlo, recordamos que, todo cliente desea
recibir un excelente servicio, buena atención y un buen trato, no sólo calidad
en el producto que está adquiriendo.
Si el servicio juega un rol
importante en la venta de un tangible, con mayor razón lo es en la venta de un
intangible, algo que no vemos, no palpamos, no olemos, no escuchamos. La venta
de un servicio cae correctamente en esta idea clave de la respuesta, propio de la conducta intelectual, de la inteligencia
emocional; no es producto de una reacción del tipo: “así no más, está bien”. El
servicio viene a ser la respuesta emocional y afectiva correcta a la forma cómo
quiere el cliente recibir el servicio principal (qué quiere); es principalmente
respuesta a sus expectativas (cómo lo quiere recibir). Es el cruzamiento armonioso
de lo que hemos hecho con lo que el cliente quiere que se haga; hacer las cosas
por el cliente, no para el cliente.
Recordemos las características
de un servicio en sí: intangibilidad, es una promesa que le hacemos al cliente;
heterogeneidad, la variabilidad a que está sometido cuando no se respetan las
normas y procedimientos; caducidad, el servicio que no se vende, no se puede
almacenar; y la simultaneidad, el servicio se consume a la vez que se está
produciendo. Por la característica de la simultaneidad, el tiempo es importante en el servicio: ¿cuánto tiempo demora en
producirse y consumirse a la vez?, ¿cuánto de su valioso tiempo tiene que
dedicar el cliente para consumir un servicio? Luego, el cliente evaluara si
valió la pena dedicar ese tiempo al consumo de ese servicio: ¿se cumplió la
promesa de calidad que le hicieron?
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