¿Debes vender o ayudar a comprar?
Siempre que dicto un seminario o curso de
ventas, pregunto a los participantes, sean éstos vendedores, supervisores,
jefes o gerentes de ventas: ¿díganme un principio de las ventas? El silencio
total es de cementerio; uno que otro intenta adivinar, luego, algunos
principios, atreviéndose a comentar, lo cual valoro. Es interesante observar a cuánta gente le encargan las
ventas, sin que aquellas conozcan los principios y fundamentos que las rigen.
Los principios de las ventas, tienen relación
con el cliente, el producto o los vendedores. Veamos uno relacionado con los
clientes. ¿Por qué la gente compra? La respuesta a esta pregunta es un
principio: “la gente compra porque tiene necesidades o problemas que busca
satisfacer o resolver.”
A un vendedor le resultará más fácil
comprender la verdadera naturaleza de su trabajo y definir los requisitos
básicos de un vendedor profesional, si primero se analizan las razones que
mueven a la gente a comprar; es decir, “la gente compra por sus propios motivos”,
no por los motivos del vendedor.
Cualquiera sea el sistema de ventas que
practiquemos, existen necesidades básicas comunes a todos los clientes. La
respuesta a la pregunta, ¿qué es lo que empuja a la gente a comprar?, es la
esencia del arte y ciencia de vender, porque le permite a los vendedores trazar
un plan, que incluye un proceso, para lograr que ellos mismos, su empresa y sus
productos resulten de interés para cada uno de los clientes que integran su
cartera o conforman su territorio.
El ser humano, siempre ha tomado medidas para
satisfacer sus necesidades básicas. En sus orígenes, su objetivo final era sencillamente
sobrevivir. Para conseguir dicho objetivo, debía satisfacer otras necesidades
como alimentarse, protegerse, vestirse y reproducir. En nuestra era moderna,
estas necesidades básicas se manifiestan de muchas maneras, en forma de deseos.
Ya sea en e trabajo (al comprar para su
empresa) o en el hogar (al comprar para sí mismo o para su familia), el ser
humano juzga los productos, los servicios, las ideas, y a los demás (en la que
está incluido el vendedor), a la luz de sus propias necesidades y expectativas.
Podríamos simplificar este tema diciendo que, las personas compran cosas y
toman medidas para satisfacer sus necesidades; ninguna persona, incluido usted,
compra por el buen verbo del vendedor que tiene al frente.
En la mayoría de las situaciones de ventas
participan dos personas: un cliente con necesidades y deseos y un vendedor que
ofrece los productos o servicios que, supuestamente, satisfacen esos deseos.
Los clientes nunca compran productos o servicios que el vendedor les ofrece,
sino lo que estos productos o servicios pueden hacer por él, en términos de
satisfacer sus necesidades o resolver sus problemas.
Esos resultados o beneficios finales que
están directamente relacionadas con alguna necesidad, son los eslabones de la
cadena que conduce a un cierre de ventas. Si los productos o servicios que un
vendedor ofrece o el lenguaje que emplea para hacerlo no representan un
beneficio o valor para el cliente, no se realiza la venta. La persona compra y
hace lo que el vendedor desea únicamente si sabe que al hacerlo recibirá unos
beneficios que suplirán sus necesidades. Entonces, ¿quién plantea la prioridad?
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