La autoimagen del profesional en el área comercial
La imagen que
generalmente tiene un individuo de sí mismo al salir del colegio o de la universidad
es que, es “inteligente” o “no inteligente”, según como se las haya arreglado
para impactar a sus profesores y demás compañeros de estudio. Pero este
concepto no ayuda mucho a prever nuestro futuro desempeño o el de los demás; es
un concepto de valor. Es como ser bajo o alto, hermoso o feo. Podríamos
argumentar: pero ayuda, definitivamente, en la formación de nuestra autoestima;
indudablemente. Es más, tampoco podemos negar la importancia de la inteligencia
académica; es necesaria, pero no es suficiente. En artículos anteriores hemos
afirmado que, también, es necesaria la tenencia de la inteligencia emocional.
Ser un profesional
del área comercial, que incluye a los vendedores, implica una autoimagen
totalmente distinta. En esta autoimagen hay que agregar una habilidad operativa. ¿Qué significa
esto? Que a la inteligencia (el saber pensar) se le considere no como una
excusa para no hacer nada, sino todo lo contrario: la inteligencia hay que
considerarla como una forma de hacer las cosas mejor, es decir, acompañada de
la acción. Se puede hacer bastante en este sentido. Se puede mejorar en el
pensar del mismo modo que en el fútbol o el tenis, con la práctica reiterada.
El vendedor profesional sabe que puede ponerse a pensar sobre un asunto en
particular que obstaculiza el logro de sus metas; y sabe, también, que se le
ocurrirán algunas ideas al respecto.
John
Frazer-Robinson, en su famoso libro “El Marketing de Calidad Total, dice: “Yo
pertenezco a esa severa escuela del pensamiento que cree que, si una persona no
posee una percepción suficiente de lo que es la calidad, todos los cursillos
del mundo no bastarán para enseñárselo.” Comulgo, totalmente, con este pensamiento.
Si un individuo incursiona en el área comercial, pues, debe tener una idea,
siquiera, aproximada de lo que ésta es; porque, si no se la ha hecho, nadie se
lo podrá enseñar. Los vendedores que ingresan a esta actividad sin tener una
idea de las ventas, se la pasan esperando que aparezca algún gurú que se lo
enseñe; no logran darse cuenta que, ellos mismos tienen que esforzarse, de manera
inteligente, por aprender en qué consiste y que exige la práctica de la venta
profesional.
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