El nuevo rol del vendedor
Los cambios que han ocurrido, y que siguen ocurriendo,
así como los nuevos factores o variables que han aparecido en los mercados
actuales, podría hacernos pensar que los vendedores han perdido importancia en
esta nueva situación en la que les toca actuar. Peter Drucker, ese
extraordinario intelectual del management, se atrevió a decir, a mediados de la
década del cincuenta que, en la medida que el marketing tomase mayor fuerza,
los vendedores desaparecerían. Debo decir que, a pesar que soy un admirador y
seguidor del pensamiento de Drucker, siempre discrepé con esa idea.
Más bien, lo que está mostrando la nueva
situación es que, se necesita un nuevo tipo de vendedor; un tipo de vendedor
que esté en capacidad de ejercer una influencia más decisiva sobre el éxito de
los planes comerciales de sus respectivas empresas.
En la medida que el trabajo del vendedor se
desarrolle y ejecute de manera más profesional, los resultados serán de mayor
productividad y rentabilidad que como eran antes. Si el vendedor se orienta
hacia el cliente, ya no sobre el producto que vende; si el vendedor se esmera
en desarrollar relaciones con sus clientes, en vez de quedarse en simples
transacciones; si el vendedor reconoce que el cliente quiere comprar, y no que
le vendan, entonces, los resultados serán de niveles nunca antes visto.
Las empresas han reconocido que son los
clientes quienes originan los negocios, y que su prosperidad depende únicamente
de su capacidad para garantizar la satisfacción permanente de dichos clientes.
Esta idea pasa, primero, por reconocer que, quien plantea las prioridades
durante la situación de ventas, es el cliente, no el vendedor desesperado por
cumplir con su cuota. Al cliente le interesa un bledo que el vendedor tenga que
cumplir una cuota, peor si quiere hacerlo a su costa; a él sólo le interesa que
le presten atención al problema que quiere que le resuelvan. “Si no puede este
vendedor, otro podrá”, así piensan los clientes, sin hacerse muchos problemas.
¿Qué significa todo esto? Que los vendedores
que seleccionemos para integrar la fuerza de ventas de nuestra empresa deben
ser contratados, capacitados, motivados (incrementar su motivación) y
desarrollados para realizar con la mayor destreza posible su tarea fundamental
y crucial (razón de ser de su función) de identificar las necesidades del
cliente y satisfacerlas. Claro que esta tarea es cada vez más compleja y
complicada en los mercados actuales; pero todo esto debe tomarse como
oportunidades de elevar el nivel profesional de la labor de ventas en sí.
Los clientes tienen requerimientos cada vez
más exigentes y refinados; saben más acerca de los productos y servicios que
compran o rechazan porque tienen medios electrónicos como Internet (web) para
averiguar y obtener información antes de acercarse a un punto de ventas o
cuando reciben a un vendedor en su hogar; de igual manera ocurre con los
clientes industriales, evalúan de manera más crítica y clara a quienes suministran los insumos, materias primas,
maquinarias y equipos que son de su interés.
Las personas, hombres y mujeres, que se
dedican hoy en día a la venta de estos productos y servicios están obligadas a
ser más profesionales y reconocer que el “centro” ya no son ellos, sino los
clientes. Tienen que comprender y entender que, su formación y capacitación, ya
sea que recién ha ingresado a las ventas o ya tiene experiencia en ella, respectivamente,
debe realizarse tomando como eje a los clientes, sus problemas y necesidades.
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