La práctica de la gerencia en ventas, ¿puede ser aprendida?
¿La
práctica de la gerencia de ventas puede llegar a ser una ciencia exacta? ¿Puede
el trabajo de un ejecutivo de ventas analizarse y clasificarse
sistemáticamente? Preguntando de otra manera, ¿puede el trabajo del ejecutivo
de ventas encararse de manera científica? Las respuestas dependerán de qué
facción de ejecutivos responde: los aferrados al empirismo crónico; o, los que
consideran que, la práctica profesional de la venta puede aprenderse y de
manera sistemática.
Muchos
ejecutivos, quizá por la forma de su origen en este campo, consideran que la
dirección de un equipo de ventas es una cuestión de intuición, o de talento
natural o innato. Consideran que la presencia de la inspiración y la
improvisación ante las cambiantes situaciones es necesaria para tener éxito en
este campo. Es un enfoque muy centrado en sí mismo que, deja de lado la
necesidad de analizar el entorno, tanto externo como interno. La esperanza como
método: ojalá funcionen mi intuición, inspiración, ideas y creencias; así
piensan.
Sin
embargo, es todo lo contrario; los elementos y requisitos de la gerencia de ventas pueden
analizarse, pueden organizarse sistemáticamente y son susceptibles de ser
aprendidos por cualquiera que esté normalmente dotado. A esto, hay que agregar
la necesaria madurez emocional que, incluye el carácter y la fuerza de
voluntad; la inteligencia académica es necesaria, pero no suficiente. Un
ejecutivo de ventas tiene que ser íntegro en cuanto a considerar a los
vendedores seres humanos, personas.
Puede
decirse, sin temor a equivocarse que, los días del ejecutivo de ventas
intuitivo están contados; más aún, en la sociedad actual en la que impera la
información y el conocimiento, la conectividad, la proximidad administrativa,
la libertad de accionar que exigen los vendedores, la capacidad de hacer
trabajar en equipo a estos liberales.
Todo
ejecutivo de ventas que tenga aspiraciones mayores y de verdad se respete así
mismo, puede mejorar su desempeño en todos los aspectos de su labor, incluyendo
el manejo de su equipo de ventas, mediante el estudio sistemático de los
principios, la adquisición de conocimientos organizados y el análisis sistemático
de su propio desempeño, en todos los aspectos de su trabajo y su tarea, y en
todos los tipos de relaciones que tiene con sus pares dentro de su empresa,
como con los clientes.
No
hay, en realidad, ninguna otra cosa que pueda contribuir tanto, a cultivar su
talento natural, desarrollar su habilidad, su efectividad y su desempeño. Y
dándole soporte a este punto está la convicción de que la influencia del
ejecutivo de ventas sobre el equipo bajo su responsabilidad, y cada uno de sus
vendedores en particular, que exige de él la autodisciplina y las elevadas
normas éticas de un verdadero profesional.
El
verdadero cariño y consideración que tiene el ejecutivo sobre su gente, comprende
la benevolencia y la severidad cuando es necesario aplicarla. La severidad, que
emana de una genuina autoridad, consiste en respetar y hacer respetar la
política, normas y reglas que rigen el accionar de todo su equipo. No tiene
autoridad, y ha perdido el respeto, todo ejecutivo que no respeta las normas y
reglas, pero exige el cumplimiento de las mismas a su gente. Algunos ejecutivos
equivocados creen que, esto lo pueden lograr siendo permisivos y consintiéndoles
las faltas a sus vendedores. No logran comprender que, de esta manera sólo
están destruyendo no solo al equipo de ventas en su conjunto, sino la vida
individual futura de cada uno de los vendedores a su cargo.
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