Asignar el vendedor idóneo al territorio
Todo
tratado sobre la actividad de ventas, sin excepción, debe tener como finalidad
referirse a las tareas comerciales
que un equipo de ventas debe cumplir, con miras a un desempeño aceptable, con resultados
rentables. No es un conjunto de “técnicas”, menos trucos ni fórmulas mágicas;
no es darles pescado, sino facilitarles el aprendizaje de cómo pescar.
En
estos tratados, además, debe incluirse sugerencias de cómo organizar dichas
tareas a fin de cumplirlas con método, visión y comprensión, y con altas
probabilidades de éxito. También debe tratar de desarrollar puntos de vista,
conceptos y enfoques para determinar lo que hay que realizar y la forma de
lograrlo.
Teniendo
en cuenta este marco conceptual, el ejecutivo de ventas estará en condiciones de
seleccionar y asignar al vendedor que sea más idóneo para determinado
territorio o cartera de clientes. En otras palabras, sólo así sabrá ubicar
vendedores por su capacidad.
¿A
quién asignarle determinado territorio o cartera de clientes? Al vendedor que
reúne tres requisitos: 1) sabe lo que debe hacerse en el territorio, 2) sabe
cómo hacerlo y 3) quiere, de verdad, hacerlo. Si el vendedor cumple con estos
requisitos, la probabilidad de que tenga éxito en él mismo, será alta. Veamos
cada uno de los requisitos.
Sabe lo que debe hacerse
en el territorio.
Este nivel de conocimiento lo ha adquirido observando y reflexionando
profundamente sobre la experiencia de su labor diaria. Conoce el potencial de
dicho mercado, qué tipo de clientes lo integran, cuál es el resultado actual de
la actividad de su empresa y de la competencia, qué nuevas tendencias han
empezado a manifestarse. Con este nivel de conocimiento, está en situación de
determinar las tareas o actividades que
deben planearse y ejecutarse en el territorio para obtener los resultados que de
él se esperan.
Sabe cómo hacerlo. Mediante el análisis de las tareas y
actividades, el vendedor descubrirá la mejor forma de ejecutar las tareas
previamente planificadas; se dará cuenta, inclusive, que si las ejecuta de manera
original, siguiendo caminos aún no transitados por nadie, su desempeño será contundente, lo que a su
vez se transformará en fuente de mayor motivación. El cómo hacerlo esta directamente
relacionado con el desempeño, con la ejecución positiva de lo encargado (lograr
cierto objetivo en el territorio). Pero el desempeño, siempre va acompañado de
dos componentes: el pensamiento y el sentimiento; cuánto conocimiento y cuánta
pasión se le pone. Diría que, ésta última, es la que le asegurará al conocimiento
obtener un resultado aceptable.
Quiere hacerlo. Si, además de lo anterior, el
vendedor posee verdadera voluntad y tiene carácter, podríamos decir que los
resultados rentables que se esperan en el territorio o la cartera de clientes
asignada estarán asegurados. Al lado de la voluntad y el carácter va siempre la
perseverancia, la constancia en el esfuerzo. Pero no es un esfuerzo terco ni
fanático, sino bien pensado, un esfuerzo con inteligencia. En ventas, hay que
pensar en la inteligencia tipo oriental, no la occidental, del IQ. Un vendedor mostrará
inteligente si sabe planificar su trabajo, y si sabe hacer cambios cuando la
realidad se lo exige. ¿Por qué? Porque son los resultados que espera alcanzar
(objetivo o cuota) lo que le va dictando la corrección o mejora que tiene que
hacer.
Saber
qué hacer, cómo hacerlo y tener verdaderas ganas de hacerlo, convierten a un
vendedor en efectivo. Si desea incrementar la efectividad de su fuerza de
ventas, revise la práctica de estos tres puntos en sus vendedores. ¿Sorpresas?
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