El fast fashion, como ejemplo de lo que hoy acontece
El
difunto y respetable Peter Drucker, dijo en su famoso libro, La Gerencia de
Empresas que, las dos funciones básicas de toda empresa son: la
comercialización y la innovación. Hablemos sólo de la primera, la
comercialización, y dejemos para otro artículo sobre la segunda.
Algunos
destacados y distinguidos expositores de nuestro medio, han cambiado la
expresión de Drucker; la palabra comercialización la han reemplazado por
marketing, amputando y restringiendo de esta manera lo que realmente razonaba el
famoso autor. Comercialización, que viene de comercio, incluye dos sub-funciones:
la compra y la venta; de esa manera debemos considerar la expresión del afamado
padre de la gerencia.
Miremos
a nuestra empresa desde estos dos ángulos: a) como proveedora (todas las
líneas, productos y artículos que vende, incluido servicio) y b) como cliente (compra
a muchos proveedores de insumos, materia prima, equipos, accesorios y otros).
En ambas situaciones está siendo sometida a nuevos fenómenos comerciales que
han aparecido en el mercado y siguen intensificándose en cuanto a modificar su
forma de responder a su entorno competitivo: es influida, por las nuevas
exigencias de todos sus clientes; e influye con exigencias a todos sus
proveedores.
El
nuevo lenguaje que están utilizando hoy las empresas, es muy distinto al que
aprendimos. Hoy se habla de meritocracia, de tercería, de alianzas
estratégicas, de equipos de trabajo, de delegación de facultades o
empoderamiento, de espacio para la iniciativa y de liderazgo, se considera a
las empresas como redes ya no como máquinas; se habla principalmente de
prospectiva más que de pronósticos o extrapolaciones. Se menciona más el
concepto opciones en vez de planes,
lo posible en vez de lo perfecto, y compromiso en lugar de obediencia.
Me
atrevo a lanzar una curiosa pregunta. ¿Nuestra empresa debe seguir usando el
mismo enfoque de ventas, que usábamos antiguamente, con las empresas que han
entrado a usar el nuevo lenguaje empresarial? ¿Está en condiciones de aceptar
una propuesta de alianza estratégica con su principal cliente?
Por
otro lado, los clientes han ingresado a una nueva forma de comprar y consumir
productos. Dije en el artículo anterior que, en lo que respecta a la moda, el
asunto es aleccionador; se ha profundizado el concepto del fast fashion, lo que ha venido acompañado del visual merchandising y la renovación más rápida y/o frecuente de la
ropa en anaqueles y maniquíes. Zara, por ejemplo, presenta tres colecciones
distintas por semana. A un cliente como éste, ¿se le puede vender con la misma
modalidad que se usaba antiguamente con
los fabricantes de moda? ¿Cómo es en tu sector?
Pensemos,
ahora, objetiva y seriamente en nuestro equipo de ventas, tanto del ejecutivo
que lo dirige, como de los integrantes de la fuerza de ventas, los vendedores.
¿Han revisado los ejecutivos sus procesos, tanto de dirección y gestión, para
adecuarlo a la nueva realidad de los clientes y la actividad de la competencia?
¿Sigue mandando y controlando a sus
vendedores como se estilaba antes? ¿Cuándo fue la última vez que le hicieron
una mejora, mejor innovación, a su proceso de dirección y gestión? ¿Qué nuevos
conocimientos ha adquirido que le permiten decir que está actualizado? ¿Ha
sabido transmitir esos nuevos conocimientos a sus vendedores? ¿Ha comprobado
que sus vendedores entienden esos nuevos conocimientos, y saben ponerlos en
práctica? En una gran empresa comercializadora vi, en la oficina del gerente de
ventas un Balanced Score Card y el modelo de negocios Canvas, ambos en grandes
imágenes; le pregunté si su gente lo entendía. Me contestó que no.
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