Modalidad y lenguaje en las ventas
En
algunas empresas del país, aún se mantienen ideas y creencias del pasado y, esto
también se refleja en la actividad de la fuerza de ventas; hay vendedores con
las mismas ideas de antaño. Consideran que la “estabilidad” del mundo que
imperaba hasta mediados de la década del 70, del siglo pasado, todavía
continúa. Antiguamente el cliente se comportaba como una especie de “rock cola”,
una máquina antigua a la que le introducías una moneda y te tocaba el disco que
querías escuchar.
Sin
embargo, desde hace ya más de treinta años el mundo y los mercados son muy
diferentes, son más exigentes e instruidos; los cambios en los hábitos de
compra y consumo se producen en un corto tiempo y, por ello, los productos y
los servicios tienen una vida útil también muy corta. Por ejemplo, en el
mercado de la moda se habla hoy del fast fashion. Los productos de la era
digital que incluye telecomunicaciones, informática, las “doras”, video y audio
y otros, también lo demuestra. Se introducen mayor cantidad de nuevas versiones
en corto tiempo.
Nuestra
comprensión y entendimiento nos dicen esto. Lo hemos pensado y asimilado, no lo
podemos negar; pero, nuestros corazones se resisten a abandonar las viejas
ideas; quizás porque nos obliga a hacer cosas nuevas, demanda esfuerzos
sostenidos, por costumbre y rutina adquirida, etc. Una cosa es “saber” algo y
otra cosa es “sentir” lo que se sabe. El ser humano sólo actúa cuando siente lo
que sabe.
A
menos que podamos cambiar nuestra modalidad de funcionamiento en ventas y
nuestra forma de pensar y de expresarnos en este exigente nuevo mundo comercial,
nuestros resultados no serán óptimos y no lograremos crecer y desarrollar tal
como anhelamos. Vale la pena revisar ambos: modalidad y lenguaje que
utilizamos.
Nuestra
modalidad de funcionamiento en ventas, tanto a nivel ejecutivo como a nivel de
vendedores, y la forma en que nos expresamos respecto a los clientes y sus
necesidades y problemas, tienen que ser actualizadas, enriquecidas, mejoradas o
innovadas, teniendo como centro o eje al cliente.
Cuando
hablamos de modalidad de funcionamiento
en ventas, estamos refiriéndonos a los procesos
que utilizamos para hacer nuestro trabajo, tanto al proceso de decisión de compra que sigue el consumidor, como al proceso de ventas que sigue el vendedor,
de tal forma que armonice con el proceso del consumidor. Todo proceso, el del
consumidor y del vendedor, es un conjunto de actividades, de las que tenemos
que conocer el propósito por el cual las ejecutamos.
Cuando
hablamos de la forma de pensar y de
expresarnos con nuestros clientes, estamos refiriéndonos al contenido (sustantivos, verbos y
adjetivos) tanto de la presentación
del vendedor y producto, como a la demostración
de los beneficios que contiene nuestra oferta. La forma, tiene que ver con la conjugación de verbos y adjetivos que
utilizamos en la presentación y demostración. Aquí juega un papel fundamental
lo que hoy se conoce como Programación Neuro Lingüística (PNL).
La
misma palabra “vender”, que tiene su origen en el deseo de hacer dinero dando a
cambio un producto, implica el supuesto control/manipulación que solía hacer el
vendedor de “buen verbo”, por la “seguridad” que le daba ofrecer un producto
novedoso y único. Dicha palabra “vender” desagrada hoy a casi todos los
consumidores, hasta al mismo vendedor cuando está en el papel de cliente. ¿Por
qué? Porque la gente quiere comprar, no quiere que le vendan, no quiere que le
impongan, menos que lo engañen. Cuesta trabajo innovar nuestra conducta, pero
tenemos que hacerlo. No hay otro camino para estar en sintonía con los nuevos
consumidores.
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