¿Cuándo se ganan las ventas? Capacidad competitiva
En nuestro país se va a llevar a cabo una
convención internacional sobre Ciencia y Tecnología, con la presencia de
científicos europeos y latinoamericanos.
Modesto Montoya, uno de nuestros
intelectuales dedicados, silenciosamente, al desarrollo de la ciencia y la tecnología
en nuestro país, en una entrevista televisiva reciente, dijo: “las guerras
actuales son por el conocimiento; por
eso Estados Unidos y Europa se esmeran en atraer o retener a sus científicos,
para desarrollar nuevos productos y servicios, y ganar así, finalmente, la
guerra por los mercados internacionales.”
Esta “guerra del conocimiento” se extiende
por todos los sectores de la economía de un país, y en las empresas existentes
en cada sector, en todos sus niveles. No es que el conocimiento sólo lo obtenga
y se quede en la cabeza, en la alta gerencia; también tienen que poseerlo los
niveles intermedios y ejecutores.
Para el caso de nuestro país, podríamos
agregar que, además de la guerra del conocimiento, también es la guerra de la ACTITUD.
Tanto el conocimiento como la actitud producen hoy la calidad competitiva; si
falta la segunda, la primera no sirve de nada. Si al conocimiento y la actitud
le agregamos la habilidad, estamos hablando ya de lo que hoy se conoce como competencias laborales.
En el área comercial, específicamente en
ventas, la guerra (superar al competidor) no consiste en qué decirle a los clientes, sino qué hacemos mejor por y para los clientes.
Las empresas que practican esta filosofía, la
orientación hacia los clientes, que comparto totalmente, sus vendedores piensan
que, es mucho mejor concentrarse en lo que se hace “por” el cliente, que en lo
que se hace “para” el cliente. Las empresas que hacen las cosas “por” el
cliente, tienen un comportamiento muy similar a los antiguos sastres artesanos
que nos hacían los ternos a la medida: realizan su labor con profesionalidad y
de forma ejemplar, y cobran un precio justo por la calidad de lo que nos
entregan.
Queda claro, entonces, que la “guerra”,
competencia en nuestro caso, se da
primero en la mente, en la estrategia que se piensa utilizar, en el plan que se
ha elaborado para realizar la estrategia; para luego traducirse en actitud, en
competencia efectiva en el mercado. Como decía Sun Tzu: “la guerra se gana
antes de empezarla”
La aptitud, es “heredada” (los que piensan
que la ventas “es nacida”), la tienen muy pocos. Pero, la “actitud”, la pueden
tener muchos (los que profesionalizan la venta aprendiendo y practicando
principios), si así lo eligen; es un asunto de “voluntad” para desarrollarla.
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