Pensar rápido en ventas
El mundo en el que nos ha tocado vivir, desde sus
orígenes, siempre ha estado sometido al cambio; retrocedan unos cuantos años
atrás, hasta cuando eran niños y notarán los enormes cambios que se han operado
a nivel mundial y local. Obviamente, en los tiempos actuales, los cambios son
más rápidos, se dan en un corto período de tiempo. Si nos remontamos a la
década del 60, aparentemente todo se mantenía estable, porque no se percibían
los cambios que realmente se estaban dando. La diferencia del cambio, entre
época y época, es un asunto de grados, nada más. Definitivamente, la actividad
comercial, y las ventas en particular, no ha podido escapar a este influjo del
cambio. Hablamos de “fenómenos” económicos, y la palabra fenómeno evoca cambio.
Esta naturaleza compleja, cambiante y con múltiples
problemas de la actividad comercial, y de las ventas en especial, le exige a
nuestra capacidad de razonamiento soluciones y respuestas, no adivinanzas ni
especulaciones. Sin embargo, nuestra intuición
muchas veces adivina las soluciones y respuestas. ¿Qué significa esto, que es
suficiente con seguir siendo empíricos en ventas, guiándonos sólo por la
intuición y no practicarlas de manera profesional? Sería limitarnos torpemente
si pensamos de esa manera. La intuición es lo que Daniel Kahneman llama
“pensamiento rápido”, está conformada por impresiones, sensaciones e
intenciones que nos vienen a la mente de manera inmediata; la calidad y
efectividad de nuestras intuiciones dependerá mucho de qué tan expertos somos.
En la actividad comercial y las ventas, los cambios
rápidos de hoy nos cogen desprevenidos, sin tener una mínima idea de lo que
realmente está aconteciendo, al extremo que los consideramos como generadores
de caos. Pero, lo que aparenta ser un completo caos, en realidad contiene un
orden que la mayoría no logra descubrir. Cuanto más caos comercial nos parezca
tener delante de nosotros, muy poca o escasa información tenemos sobre dichos
fenómenos. Esta errada percepción es porque vivimos creyendo que ya lo sabemos
todo, lo actual y lo por venir; descuidamos nuestra actualización, no
adquirimos nuevos conocimientos que nos den una explicación de los nuevos
fenómenos comerciales. Tenemos que prepararnos para el futuro: prospectiva.
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