Digresión #2: Crisis, inteligencia académica e inteligencia emocional

La crisis estadounidense, que ya dejo de ser tal para convertirse en crisis del sistema capitalista mundial, aunque algunos dogmáticos defensores, así como los tuvo el comunismo, no lo quieran reconocer, es un fenómeno que debe hacernos reflexionar profundamente sobre la forma de dirigir y hacer gestión del sistema empresarial, particularmente, al equipo de ventas de nuestra empresa.

Por todos es sabido que, Estados Unidos es la cuna de la ciencia, la tecnología y el conocimiento del management, nadie lo puede dudar. Es más, posee a las más prestigiosas universidades del mundo en cuanto a formación profesional y produce, prácticamente, todo el nuevo conocimiento que ha estado rigiendo el desempeño del exitoso sistema capitalista en sus distintos niveles y componentes: operativo, financiero y comercial. ¿Estoy exagerando? Absolutamente, no.

Pero, ¿por qué en el país de la abundancia del talento y la “luz cognoscitiva” se ha producido el fenómeno más alarmante de los últimos cien años? ¿No era que la inteligencia académica, el IQ y todas sus variantes cosméticas, lo podía todo? ¿Acaso las corporaciones financieras estadounidenses no están dirigidas por estas lumbreras que ganan millones de dólares como honorarios y que son unos “monstruos” del management? ¿Podemos pensar que, en esas inmensas corporaciones financieras, donde se inició la debacle, no se practica el planeamiento estratégico, la competitividad, el benchmarking, la reingeniería, la productividad, el just in time, el liderazgo, el trabajo en equipo, la innovación, el balanced scorecard, el coaching y otros? Definitivamente, esta crisis nos tiene que hacer recapacitar sobre los verdaderos componentes del éxito de una organización, cualquiera sea su naturaleza: no sólo es la formación y capacitación (el IQ, la inteligencia académica) de los ejecutivos y colaboradores integrantes de la empresa; es, también, la educación (la ética y la moral, los valores, los principios universales que deben respetarse para vivir civilizadamente). La educación, se realiza en el hogar, es un asunto de “cuna”, no de colegios caros, ni institutos, ni universidades prestigiosas, así sean estadounidenses.

Cuando la corrupción se generaliza por toda la sociedad, haciéndole el daño que estamos viendo ahora, ya no queda juez, fiscal, contralor o funcionario dentro del país que, al ser comprado, pueda salvar el sistema. El caso de Estados Unidos, es un asunto de valores (especulación y enriquecimiento con la pobreza), no de inteligencia académica. Ya decía, acertadamente, Peter Drucker que la inteligencia, la imaginación y la sabiduría no tienen nada que ver con la efectividad ejecutiva.

¿Cómo estamos gestionando nuestra empresa, incluyendo estos elementos “dudosos” para ser exitosos rápidamente, con puro "talento"? Nuestra fuerza de ventas, ¿cómo está conformada, por vendedores “vivos criollos”, embusteros, porque decimos que “así es”, que “todo el mundo lo hace”. ¿Qué es un vivo criollo? Una persona que se ha vuelto experta en hacerle daño a los demás. ¿Estamos creando fortuna haciéndoles daño a los demás? ¿Estamos seguros que nuestros vendedores vivos criollos sólo le “sacan la vuelta” a los clientes y competidores, y no lo hacen con nuestra propia empresa? Sería “jugar al tonto” creerlo.

El que es experto haciéndoles daño a los demás, lo hace con todo el mundo, hasta con su familia, no sólo con el prójimo que no respeta. No hay doble personalidad de la maldad, es una sola; y la usamos a diario en todas nuestras acciones, porque es la forma de vivir que hemos elegido: forma en la que hay una ausencia total de valores, de moral. Y eso, no se arregla con US $700,000 millones de dólares, con armas, con soberbia y prepotencia, porque no es un asunto de “poder” mal entendido, sino del espíritu. La maldad, como dijo Albert Einstein, es ausencia de DIOS en el hombre; y eso es lo que estamos viviendo ahora. Si no lo cree, siga construyendo su futuro sobre la "viveza criolla".

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