CARTA A LOS VENDEDORES

ING. DAVID CORTEZ G.

Estimados vendedores:

El mejor proyecto en el que pueden estar metidos, es en su propia formación o en su actualización permanente. Tienen un gran potencial para lograrlo; así nos ha hecho DIOS a todos los seres humanos: casi divinos.

Lo único que quiero que se den cuenta es cuán buenos son, porque DIOS no ha hecho incapaces, sino seres bien dotados; somos el orgullo de su creación. No lo defraudemos, por favor.

El vendedor que no progresa nada, es porque no comprende nada; el que no comprende nada, es porque no se ama nada; el que no se ama nada es un estorbo para los que sí quieren progresar.

Los vendedores de éxito son grandes creyentes, tienen fe en DIOS, en el prójimo, en sí mismos y en sus proyectos. Pídanle a DIOS que los guíe, que les ilumine el camino; que les de orientación y protección para desarrollar todo ese potencial del que los ha dotado; y díganle que lo van a usar para ayudar al prójimo y a los clientes a resolver sus problemas.

La ORACIÓN del vendedor, en la mañana al despertarse: DIOS, EL DÍA DE HOY, UTILÍCEME PARA HACERLES LLEGAR A MIS CLIENTES SU BENDICIÓN, A TRAVÉS DE MI ESFUERZO. LE PROMETO QUE VA SER UN ESFUERZO INTELIGENTE.

Los vendedores de éxito, no tienen nada que DIOS les haya dado de extraordinario, a diferencia de los demás; son ellos mismos quienes, teniendo conciencia de cómo nos ha hecho, se han esforzado de manera inteligente en desarrollar su potencial, haciendo cosas extraordinarias; es decir, se han cultivado paciente y resueltamente.

Los vendedores profesionales saben que, el éxito no consiste en algo que tengan que enseñarles, sino en asuntoss que ellos tienen que esmerarse en aprender. Por tanto, no creen en “recetas” ni en “palabras mágicas”.

El vendedor profesional sabe ciertamente que, no es que dispongamos de poco tiempo, sino que lo desperdiciamos mucho. Entonces, usándolo intensamente aventajan fácilmente a los demás: son de intenso trabajo, pero ordenado; entusiastas, pero serenos.

Como expositor, quiero seguir aprendiendo de ustedes; practiquen lo visto en los cursos que siguen, conmigo o con otros expositores; afinen su práctica, y si no funciona, díganme en qué les hemos mentido; pero, díganlo, esa será la señal que se han esmerado en practicarlo.

Por los esfuerzos que han desplegado y sus abundantes éxitos, ustedes siempre han tenido mucho que enseñarme, y me esmeré en aprenderlo y aprovecharlo.


Muchas gracias, señores vendedores

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