¿Cómo se le percibe a un ejecutivo de venta?
La
idea que hay sobre un ejecutivo de ventas es muy variada, pero hay algo en
común entre todas ellas: que es una persona muy buen relacionista público, extrovertido
y ameno. Muy poco se toma en cuenta, en este “perfil gratuito”, su verdadera
capacidad ejecutiva, directamente relacionada con su responsabilidad para
conseguir resultados económicos, a través de un equipo de vetas a su cargo. Si
dejamos de lado la “superficialidad” que adorna el cargo, veremos que hay otras
actitudes de mayor importancia en el desempeño de este ejecutivo.
Los
ejecutivos de ventas exitosos, no acostumbran sermonear, en lo más mínimo, a
ninguno de sus vendedores y colaboradores. Lo que hacen es poner en práctica
esa habilidad esencial para comprometer
a sus colaboradores directamente con sus reflexiones deliberativas sobre temas
que abarcan desde el desarrollo personal de su gente, como sobre el desarrollo profesional
de los mismos. Sobre cualquiera de estos temas, hablan con franqueza y madurez:
tienen el coraje de decir su verdad, sin herir a sus colaboradores.
Estos
ejecutivos, son hombres de empresa, dinámicos y proactivos, no son eruditos, lo
que no quiere decir que no tienen formación ni instrucción. Su genialidad consiste
en ser capaces de deducir, de su propia experiencia personal, nuevos principios
sobre los fenómeno comerciales que actúan como fuerzas que impiden o facilitan
el logro de sus objetivos. Sus ideas forman un todo coherente sobre el sector o
mercado en el que operan. El mercado y las fuerzas que en él actúan ocupan un
lugar central en su visión de los negocios y el mundo empresarial; pero eso no
quiere decir de ninguna manera, para ellos, que dominen en absoluto esa visión;
consideran que siempre habrá algo nuevo que aprender y agregar para enriquecer
su visión.
Tienen
el hábito de presentar, a sus colaboradores y vendedores, un punto de vista
apoyado en una demostración y le pide a su gente que consideren el problema
junto con él. De esta manera, el vendedor puede tomar cada idea relacionada con
su experiencia personal y encontrar mucho en qué reflexionar. Esta práctica les
señala a sus vendedores la importancia de tener una idea sobre cada elemento de
su trabajo y cómo estas ideas deben formar un conjunto, porque las ideas
sueltas no ayudan, sino confunden. Exigen comportamiento sistémico, no
improvisado o desordenado.
Son
conscientes que el éxito nadie se los va aponer en las manos; empiezan con algo
tan parecido a la nada; solamente cuentan con la voluntad y el carácter
suficiente para lograr lo que se han propuesto. No se preocupan por lo que no
tienen o no disponen, sino parten de lo poco que tienen y piensan creativamente
en la manera de conjugar esos escasos recursos para lograr los resultados que
de ellos se esperan.
Poseen
una mentalidad muy abierta a la vida, a los negocios, el mercado, las nuevas
herramientas conceptuales, indicando una actitud de su mente que les permite
ver las cosas como son, sin deformarlas con prejuicios o por suposiciones a
priori. Este sentimiento les ha enseñado que, no pueden confiar en su propia
formación y conocimientos, y que éstos no les van a dar todas las respuestas;
saben que necesitan ser capaces de escuchar los avisos y consejos de otros. Están
convencidos que, nadie, por mucho talento que tenga, puede tener de ninguna
manera unos conocimientos ni una sabiduría infinita. Confían en la cooperación
de los otros: su jefe inmediato superior, sus colaboradores y sus pares en la
estructura de la organización.
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