¿Cómo asimilamos los cambios en lo comercial?
Tanto se ha hablado y se sigue hablando del
cambio que, suena ya trillado decir que, nuestro entorno está permanentemente
cambiando, en el que enfrentamos nuevos retos y/o adversidades. Desde el punto
de vista del enfoque de sistemas, entorno es todo aquello sobre lo cual no
tenemos control, sin embargo, estos
elementos que no controlamos afectan, alteran o perturban todos nuestros planes;
es más, nos dicen cómo debe funcionar la empresa. Lo más importante del entorno
es que, en él se encuentra lo que a nuestra empresa y a nosotros nos interesa:
la demanda.
Pero, el control del cambio no es, sin
embargo, el aspecto más importante para empezar; lo que importa es, cómo
contribuimos a la sostenibilidad del crecimiento de nuestra empresa, a pesar de
todos los cambios. ¿Lo has pensado? ¿Nos encontramos preparados para entender
las nuevas señales que vienen de nuestro entorno en general y del mercado en el
que queremos seguir creciendo en particular?
Entramos en contacto con nuestro entorno a
través de nuestros cinco sentidos; el ser humano no tiene otros medios para
hacerlo. Con cada sentido captamos aspectos y características aisladas de los
fenómenos y objetos; con la percepción captamos un fenómeno o cosa en su
conjunto. ¿Qué tan entrenados tenemos nuestros cinco sentidos y nuestra
capacidad de percepción, para captar señales y símbolos de los nuevos fenómenos
que acontecen en el mercado y hacernos una idea de conjunto de los fenómenos
comerciales que tenemos delante? Nadie puede hacer que el cambio que se opera a
diario, en todos los fenómenos comerciales, sea menos amenazador o menos
intenso o que sus efectos sean limitados.
La capacidad de asimilarlos dependerá mucho
de la calidad de nuestros procesos mentales, que se dan en base a nuestro
bagaje cultural, dentro del cual destaca el componente lingüístico; es decir,
las ideas, las creencias, los paradigmas, los conceptos que tenemos sobre los
fenómenos comerciales. Usted procesa mentalmente solo aquellas ideas que tiene
almacenadas en su mente; si hay pobreza de ideas, será pobre el resultado que
obtendrá de su proceso mental. Entonces, tenemos que cultivarnos para saber
aprovechar el cambio, no sólo para capearlo y evitar sus efectos; eso es un
comportamiento reactivo típico o propio en seres que se guían sólo por el
instinto.
El cambio, que se pone de manifiesto en todos
los fenómenos comerciales, en distinta forma e intensidad, no va a desaparecer;
es eterno, no cambia. El cambio es un dato del que hay que partir para elaborar
planes que nos conduzcan al objetivo o meta comercial que se ha planteado
nuestra empresa. Pero, ¿cómo elabora usted esos planes, haciendo calco y copia
de lo que ha leído en libros y escuchado en cursos y seminarios; o, piensa
haciendo uso conjugado de su criterio y conocimientos? Si hace esto último, entonces,
usted está manifestando cierta dosis de originalidad, de creatividad, de un
profundo uso de su imaginación. Nunca deje de ejercitarla.
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