¿De qué dependemos, de lo externo o lo interno?


Durante mucho tiempo, desde nuestra infancia, nos hicieron creer que, nuestra seguridad depende de alguien o algo externo; algo así como nuestros padres, hermanos, amigos, profesores, ambiente en el que vivimos. En el trabajo, para algunos esta seguridad se lograba con el sindicato; pero, se dejaba de lado que, el sindicato, con su defensa, hacía todo lo posible por mantenernos en el mismo puesto, y que nuestro nivel salarial o sueldo dependiera de la buena voluntad de la empresa, a través de la negociación colectiva. Ningún área, incluida administración y ventas, de la empresa escapaba de esta influencia ideológica sobre la “seguridad”. Pensábamos, si no era el sindicato, nuestra seguridad tenía que depender, entonces, de nuestro jefe. Sea uno o el otro, era algo externo que no controlábamos.

Las “seguridad” que nos venía de estas fuentes, se acabó para siempre. Aunque tu empresa siga siendo la misma, a ti te están reclasificando, reconsiderando, revaluando, reasignando, reubicando. Quizás hasta te están asignando a un puesto muy distinto al comercial, para el cual postulaste e ingresaste a la empresa. Te asignan a puestos temporales, a equipos a cargo de algún proyecto comercial o de otra índole, todo ello en turbulencia y cambio permanente. Estas nuevas tendencias empresariales y gerenciales, chocan contra la educación y formación recibida en nuestro hogar y colegio, que forman parte de nuestra idiosincrasia y cultura. Lamentablemente,  todos estos cambios que está haciendo la empresa, no le darán ningún resultado si usted sigue siendo el mismo de antes de estas modificaciones.

Lo nuevo que está ocurriendo nos está diciendo que, nuestra seguridad depende de nosotros mismos, de las capacidades que hemos sabido desarrollar; nos dice que, tenemos que echar mano de todo aquello sobre lo cual tenemos control: nuestros conocimientos, habilidades y actitudes. La función comercial que incluye ventas exige gente que reconozca que su éxito y calidad de los resultados que desea obtener, depende exclusivamente de las oportunidades que sepa descubrir, de las alternativas que sepa elaborar para explotarlas y de las decisiones que finalmente tome. Echarle la culpa a la crisis económica, la competencia, los clientes; al jefe, los colegas que no colaboran, etc., es sólo excusa que no nos permite avanzar, por el contrario nos estanca.

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