¿Que reglas estamos usando?


La forma y magnitud de cómo se presenta el cambio en nuestra vida económica y empresarial tiene grandes efectos que pasan desapercibidos para casi todo el mundo. Mira y presta atención a tu alrededor y constatarás que, lo  que pensamos, la forma cómo vivimos, compramos y consumimos son muy distintas a nuestra generación anterior. Peligrosamente, tampoco nos percatamos que, los conocimientos se vuelven obsoletos inmediatamente después de haber sido impresos y adquiridos. Cuando aprendemos algo que realmente funciona, deja de ser útil rápidamente, porque todo el mundo empieza a usarlo, acabándose la ventaja temporal que nos dio el haberlo aprendido. En el área comercial, los cambios son a veces inexplicables.

Los ejecutivos de marketing y ventas a cargo, que utilizan herramientas conceptuales de gerencia, para dirigir hacia el futuro y administrar las operaciones día a día, con conocimientos que aprendieron en la universidad o de manera autodidacta, deben estar al tanto de la vigencia de dichos conocimientos y herramientas. No hay peor cosa que estar aplicando los modelos de pensar de ayer para sobrevivir y responder efectivamente a los desafíos y amenazas de hoy. Definitivamente, la forma de hacer negocios hoy dista mucho de la forma en que se hacían hace treinta años; o, para qué nos vamos tan lejos, es diferente a la forma como se hacían antes de existir las redes sociales. ¿Hemos aprendido ya a hacer un uso efectivo de las nuevas redes sociales y a sacarles el jugo desde el punto de vista comercial?


Tenemos que aprender a dejar de depender de las reglas antiguas. Dependamos de nosotros mismos para reconocer qué es lo que funciona actualmente, lo que es efectivo y eficaz hoy. Pero antes de lograrlo, tenemos que cavar muy hondo en nuestro mundo interior. Tenemos que deshacernos de las viejas reglas; es decir, tenemos que desaprender, aprender y reaprender. La única manera de protegernos contra esta obsolescencia del conocimiento es aprendiendo cada vez más principios relacionados con la actividad comercial; cuidado con las “modas”, éstas se vuelven obsoletas rápidamente. Lo dije en un artículo que escribí hace un año, y lo repetiré nuevamente; las únicas tres cosas que no cambian, que son eternas, son: el cambio, los principios y el libre albedrío; en este último radica una característica propia del ejecutivo: saber tomar decisiones.

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