Las tres virtudes del vendedor profesional
En realidad, son
tres virtudes que debe practicar todo profesional, cualquiera sea su oficio o
disciplina. Aquí vamos aplicarlas a la actividad de ventas. La primera virtud es la
Gratitud; quien la practica agradece por todo, sea bueno o por lo que
consideramos “malo”, porque nada es malo si lo vemos desde un ángulo positivo.
Lo que consideramos malo (problema, crisis, desastre, etc.), es una oportunidad
que la vida nos está dando para aprender algo que de todas maneras vamos a
necesitar más adelante. Un vendedor, debe agradecer el trabajo que tiene, la
empresa donde trabaja, el jefe que tiene, sus colegas; principalmente,
agradecer por sus clientes. Los clientes son quienes hacen posible que su empresa
genere ingresos que, en parte, se convertirán en su sueldo, comisiones y otros.
La segunda virtud
es la Sumisión; ésta consiste en ser
sumiso, obediente a los principios que ha aprendido, así como a sus valores
personales relacionados con su labor de ventas. A toda labor, cualquiera sea ella,
hay una serie de principios y fundamentos asociados a ella; también hay una
teoría, un conjunto de ideas que han sido comprobadas y demostradas en la práctica.
Podríamos decir que, sin teoría comercial, y de ventas en particular, no puede
haber tampoco acción profesional de las ventas. La teoría, los principios
comerciales, guían nuestra actividad práctica. Entonces, ser sumiso a la teoría
y los principios, significa no quedarse en el mero conocimiento, en la erudición,
sino ponerlos en práctica para resolver los problemas de nuestros clientes.
La tercera virtud
es la Humildad; practicar la humildad
significa reconocer que hay muchas cosas que aún nos queda por conocer, que
siempre habrá algo nuevo que aprender. Esta virtud nos viene desde Sócrates,
con su famosa expresión, hecha conocida por su discípulo Platón: “sólo sé que no
sé nada”. Sabemos que el conocimiento comienza por la práctica, en nuestro caso,
en la práctica comercial y de ventas; después de adquirir conocimientos
teóricos mediante la práctica, hay que volver a la práctica. En ese proceso
interactivo práctica-conocimiento-práctica de la actividad comercial y de
ventas, vamos descubriendo lo superficial de nuestro conocimiento, o también la
poca amplitud que tenemos del mismo; entonces, tenemos que ser humildes en
reconocerlo.
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