El ejecutivo de ventas y su enfoque estratégico
Las empresas contratan un externo, o promueven
internamente, a un ejecutivo que se haga responsable de los resultados que se
esperan obtener cada mes; como es sabido, dicha responsabilidad va acompañada
de la suficiente autoridad, que le facilite lograr los objetivos planteados.
Aunque, un ejecutivo, que además es líder del equipo que dirige, sabe que la
autoridad que da el conocimiento es tan o más legítima que la que da el cargo; pero
también sabe que, su capacidad para comunicarse y relacionarse con los demás es
clave para lograr los resultados esperados. Es consciente de que su labor se
debe concentrar en orientar y guiar a su gente a elevar su nivel profesional, a
desarrollar el potencial que tiene cada uno de ellos.
Usted es un ejecutivo de ventas, ya sea gerente
o jefe, recién nombrado. Como tal, necesita tener ciertas competencias que le
permita tener mayores probabilidades de éxito, en cada proyecto que inicie, en
cada oportunidad que descubra y se disponga a explotar. Una de esas capacidades
es la visualización, la de proponer
una imagen del futuro que se anhela construir, o de los resultados que se
quieren conseguir. Una visión que se basa en nobles ideales, pensamientos
elevados y capacidades comprobadas, respecto del sector donde opera su empresa
y de la empresa misma. Tiene, además, la determinación
para hacer realidad esa visión. Completa su pasta de líder, la suficiente valentía que tiene, para afrontar
optimistamente todo reto que se le presente.
Su enfoque, o mentalidad estratégica, se basa
en su inteligencia académica como en la emocional, el conocimiento que tiene de
las circunstancias, tanto internas como externas. Primero, conoce profundamente
su campo de acción, el teatro de
operaciones. Segundo, es consciente de las restricciones
y/o limitaciones existentes, dentro de las cuales tiene que lograr resultados.
Tercero, sabiendo que los recursos siempre
son escasos, se esmera por hacer un uso óptimo de cada uno de los que dispone.
Cuarto, puesto que comprende a cabalidad su responsabilidad, sabe qué hacer
para mejorar los resultados. Quinto,
posee una teoría y método para ejercer correcta y
efectivamente la supervisión del desempeño de su equipo.
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