Sun Tzu: La estrategia ofensiva
Combatir la estrategia del enemigo significa
desbaratar sus planes; confundir, mejor aún destruir, su sistema de
inteligencia encargado de la planificación de sus actividades. Obviamente, en
la actividad competitiva que llevan a cabo las empresas no podemos “desbaratar”
los planes del competidor, sino elaborar uno que los supere significativamente;
no podemos “destruir” su sistema de inteligencia, sino diseñar uno que capte
información relevante, la procese teniendo como resultado conocimientos precisos
que alumbren el camino y los transmita rápidamente a quienes tienen que tomar
las decisiones en el terreno de operaciones, los vendedores. Seamos realistas,
los ejecutores de la estrategia comercial, los vendedores, no podrán hacer bien
su trabajo sin información ni conocimientos.
Entonces, en cuanto a competir, no es el caso que
destruyamos físicamente su sistema de inteligencia encargado de planificar sus
actividades, sino de ejecutar esta función mejor de lo que lo hace la
competencia. Por tanto, hay que ejercitar y enriquecer nuestro sistema de
planificación de actividades del equipo de ventas. Hacer un buen uso de nuestro
sistema de inteligencia, mejor que el de la competencia, nos exige como
requisito que nuestro ejecutivo de ventas y los vendedores que conforman la
fuerza de ventas piensen mejor que los de la competencia. Hoy, en un
mercado global en el que la cantidad y complejidad de los problemas pueden
coger a los vendedores sin capacidad de respuesta, es necesario que sepan
convertir información en conocimiento, que sepan usar su inteligencia.
Generalmente en la actividad competitiva la mejor
política es la de considerar a la competencia como parte esencial del mercado;
recordemos, sólo se usa estrategia cuando nos enfrentamos a un competidor,
entonces, nos obliga a pensar mejor que ellos. Tratar de desaparecerlos no es
más que un mal entendimiento de lo que es el mercado. Así vemos que, la
competencia nunca es el problema, sino el nivel de nuestra capacidad para
conseguir lo que ella también quiere conseguir; dicho de otra manera, los
rivales comerciales nos ayudan a comprender nuestro nivel de incompetencia; por
eso que la competencia es necesaria. Edward De Bono dice: “la mejor manera de
competir, es no competir”; elijamos un camino original, distinto al que usan
los otros competidores.
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