El poder de la ambición en ventas
La fuente de toda gran
realización en la actividad de ventas es una noble y sana ambición; una
ambición que se traduce a deseo vehemente por lograr el éxito, satisfaciendo
necesidades de los clientes, y dándole solución a sus problemas. Si no está
bien orientada la ambición, porque se está confundiendo con “el fin justifica
los medios” o usando técnicas de manipulación, puede causar frustración, cuando
los clientes descubran la patraña. Las personas alcanzan el éxito cuando saben
encauzar su ambición hacia metas concretas y productivas. Son metas que toman
forma de contribución al logro de los objetivos de los demás, de los clientes.
Un resultado positivo puede
emanar de la ambición cuando se enfrenta sin temor las crisis y problemas,
mediante el trabajo y conocimiento de sí mismo. Los clientes valoran mucho el
esfuerzo sincero que hace el vendedor por darle solución a sus problemas, con
el producto o servicio que le está ofreciendo. La ambición de un vendedor que
carece de sólida formación y elementales conocimientos, es sólo un sueño. Nuestras
ideas, fantasías, esperanzas, planes y acciones están moldeados por nuestros
intereses, necesidades, ambiciones y deseos. El terreno de la ambición y el
deseo, es la inteligencia emocional. ¿La tiene desarrollada el vendedor?
Fracasados y exitosos, todos
sufren decepciones en la vida, porque las decepciones son parte de cualquier
actividad que se practique y, la venta no escapa a ella. El asunto depende de
cómo respondemos a la decepción. El vendedor exitoso las utiliza para crecer y
ampliar su horizonte, las toma como señales de que algo está haciendo mal o que
necesita mejorarse, porque si sigue haciendo lo mismo las decepciones
aumentarán. Cada vendedor libra su propia batalla contra la decepción, es un
aprendizaje individual que no comulga con la imitación de la forma cómo lo
hacen otros; es un proceso mediante el cual el vendedor aprende más de ella, y
cómo superarla.
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